Bienvenida a nuestra humilde morada aunque alguna vez alguien se confunda y lo llame redil.
Siempre es un placer recibir a los nuevos miembros de esta adorable congregación y como tal es tradición que el novicio, en esta caso novicia, baje al sótano para llevarme la comida a nuestra mascota que descansa en una celda... digo habitación con paredes redondeadas. Es un ejemplar extraño y misterioso traído del lejano tindalos.
¡Bienvenida!
