Sectarios: Foro de la Llamada de Cthulhu

Hola a todos, soy Fu-Manchu!
Me presento a todos vosotros, como el misterioso adorador del mal con un millar de leales esbirros, me gusta adorar a todos los primigenios como hobby, ya sea desde una hoja de personaje, juegos de cartas, videojuegos, o incluso juegos de mesa...
Me gusta intercambiar malignos conocimientos, con gules, profundos y seres rata.

Dios mío está claro que este es tu sitio, jeje

Pues nada bienvenido señor Fu-Manchu, espero que disfrute de este foro.

- Bienvenido Mr. Fu-manchú! - dice Dexter cerrando rápidamente la puerta donde se amontona la ropa de los que van llegando al Selecto Club.

Pase, pase, no se quede ahí fuera, esto empieza a estar de lo mas concurrido. acaba de llegar otro visitante, puede que se conozcan, ha bajado por estas escaleras. Al sotano, le encantará a usted también. Permítame el abrig... ah! no lleva, el sombrero entonces. Se lo devolveré al salir, descuide.

Verá, todo recién llegado debe bajar al sotano a dar de comer a nuestra mascota, un ser entrañable! Tendrá la bondad de participar de este ritual?
Sabía que accedería, en cuanto le vi supe que era una persona amable y participativa.

Tenga este candil, su llama titubea mucho, pero no se preocupe, no tendrá problemas para llegar abajo donde le aguarda un colega de la Logia. Sobre todo, tenga cuidado con el penúltimo escalón! baila un poco, ya sabe...

Si, por aquí... disfrute de su estancia y bienvenido!

Dexter mantuvo la puerta abierta mientras el recién llegado descendía con el candil en la mano. Cuando apenas se veía la luz del candil ni se oían los pasos resonar contra los escalones metálicos, Dexter cerró la puerta de hierro que crujió sobre sus goznes y corrió hasta el teléfono de la esquina. Descolgó el auricular, se lo puso en el oído y accionó la maneta de llamada.

Tras un par de señales, alguien descolgó al otro lado.

- Sotano.
- Mr. Lucífugo, desciende otro recién llegado.

-¡Bienvenido, caballero! Venga, venga, rápido, antes de que Mr. Zorlek salga de la perrera. Así pueden compartir juntos el divertido momento de darle el huesecito.

... pero... usted... su cara me resulta familiar. ¿no le conocí en Manchuria, en la primavera de 1921? ¿o fue en la Cochinchina un año después? Sea como sea, estoy seguro de que fue usted el que me vendió aquella calabaza seca que contenía las 101 perlas de droga de Liao. ¡No sabe cuánto me alegro de verlo! Por cierto, ¿cree usted en las casualidades? Deje que le ayude...

Lucífugo, abrazando el hombro de un nada cómodo Fu-Manchú, penetró con él en las tinieblas de la perrera.

You welcome!