por Dexter Willoughby el Vie Mar 25, 2011 6:33 pm
- Ejem! - un carraspeo forzado sonó a su espalda y ambos se volvieron para encontrarse frente al doctor Willoughby - Bienvenido a nuestro selecto club de caballeros (y alguna dama). Veo que mr. tentaculillos le ha puesto al tanto de todo, así que solo quedará formalizar un detalle sin importancia, por aquí.
Dexter le hace un gesto con la mano mostrando el camino y acompaña al recién llegado por el corredor alfombrado y mal iluminado por lámparas de gas.
- Así que... Mr. Ghiliath, tiene usted tantas respuestas como preguntas, no es así? eso es peligroso, pues pronunciar los nombres prohibidos en según que entorno puede traer verdaderos problemas, hay que ser cuidadoso, nunca se sabe quien puede estar atento a nuestras palabras. Por aquí.
Dexter abre una puerta que chirría levemente y llegan a una amplia sala en la que hay una puerta de hierro con un cierre de tirador y una mirilla corrediza a media altura.
- Verá mr. Ghiliath, antes de seguir adelante con el ritual de iniciación, deberá encargarse de una tarea sin importancia, una menudencia, pero que todos aquí hemos hecho, y como ve - el doctor sonríe alzando las manos hasta la cintura mostrando las palmas - estamos todos enteros y algúnos... hasta cuerdos. Verá, ¿ve esa puerta? muy bien, ahora tome esta lámpara de aceite - Dexter le entrega una que a continuación enciende con un fósforo - deberá descender por la escalera de caracol que hay al otro lado. Al llegar abajose encontrará con mr. Sectario. El le mostrará un saco de comida de perros, de 50 kilos. Cargado con él deberá entrar en otra sala que le será indicada. Allí está nuestra mascota, un adorable Perro de Tind... estooo, un perro.
Una vez que le llene el plato de pienso, solo tendrá que salir y proseguiremos con su visita al resto de nuestras instalaciones.
¿Tiene alguna pregunta? ¿no? perfecto, perfecto!
Y ahora, pase usted.
Dexter tira de la pesada puerta de hierro que emite un largo gemido metálico mientras se abre y un desagradable y casi impercetible tufo sale de su interior.
- Nos vemos a su regreso. Y tenga cuidado con el penúltimo escalón! baila un poco...
Dexter mantiene su sonrisa hasta que el recién llegado se pierde de vista engullido por la oscuridad de la escalera. Seguidamente cierra la puerta y corre hasta el teléfono que queda oculto en una esquina cercana. Descuelga el auricular y da vueltas a la manecilla de llamada. Instantes después, al otro lado, justo abajo, en el sótano, Sectario contesta.
- Sotano.
- Va hacia allí.
Dexter Willoughby.
Médico Forense.
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