Sectarios: Foro de la Llamada de Cthulhu

Estimados,

Resulta el más grande honor ser aceptado y formar parte de esta prestigiosa Orden, destinada a la adoración y advenimiento de Aquel que Acecha en la Oscuridad.

Aquí me entrego a todos vosotros como nuevo hermano, desde la sombría ciudad de Zaragoza, y aquí me tendréis para lo que sea preciso en nuestro común objetivo.

Deseando lo mejor para la Orden y para todos nosotros, sectarios de Aquel que Acecha en la Oscuridad, me despido.

Un admirador, un esclavo, un siervo.
Miguel.

Bienvenido!

Estimado amigo, ya que se ofrece, nuestra querida mascota, un cariñoso can de tono azulado, no ha probado bocado desde que nuestro último acólito/becario bajó a alimentarlo. Le importaría bajar a darle de comer? Así podrán conocerse... No tiene pérdida. Baje por esa escalera de caracol al sótano; cuidado con el último escalón, lleva flojo desde que antes de que yo ingresara en esta Orden, y siga el pasillo hasta el final, donde verá una puerta circular, curiosamente muy similar a la de un agujero hobbit. Entonces coja uno de los sacos de Tíndalos Chow que hay al lado de la puerta y entre en el habitáculo para alimentar a nuestra querida mascota. No tiene nada que temer, pero no le mire a los ojos, pues de ese modo se pone mas cariñoso de lo normal.

Cuando regrese, podremos pasar a la biblioteca. Creo que hoy tenemos tertulia sobre "Física no euclidiana, espacio y ángulos". Dese prisa! El tema promete, y los primeros en llegar cogen los mejores sitios, se llenan la copa de coñac a rebosar, y arrasan con los habanos y el tabaco de pipa bueno. Intentaré guardarle un buen asiento, pero no podre mantenerlo libre mucho tiempo. Y ahora, vaya con Tindalín!

Estimado camarada Magnus,

Al sonar la medianoche en el campanario de la colina, y siguiendo sus amables indicaciones, he descendido hasta el sótano por las escaleras de nuestra infecta morada. Allí, como usted bien indicó, he encontrado un largo y tenebroso pasillo. Con resolución y sin miedo he avanzado por dicho pasillo ignorando desesperados gritos y extraños ruidos que podrían amededrentar sólo a los más pusilánimes de entre nuestros sectarios. Llegado a la puerta, los ensordecedores rugidos de nuestras cariñosas mascotas han sido calurosa bienvenida para este humilde servidor. Con las precauciones que usted amablemente me sugirió, les arrojé su alimento casi desde la puerta y retiré rápidamente las manos cuando éstos acudían prestos a besarlas. No me considero todavía digno de tales muestras de afecto.

Ahora me despido sin más, agradeciéndole la fructífera y acalorada disertación que mantuvimos después en la biblioteca. Las señales de Aquel que Acecha en la Oscuridad son cada día más claras...

Un admirador, un esclavo, un siervo.
Miguel.

Estimado miforaz,

Está usted seguro de que había "varias mascotas"? De ser correcta su observación, podríamos estar ante un hecho científico de gran magnitud! La reproducción en cautividad y sin pareja de un perro de Tíndalos!

Por favor, le ruego que baje de nuevo al sótano y recoja pruebas que demuestren su hallazgo. Aquí tiene una cámara de fuelle. Ya tiene carrete dentro.

Por la Ciencia!

Estimado camarada Magnus,

Me dirijo a usted en busca de comprensión, y tal vez consuelo también. No me resulta sencillo confesar que encontrándome solo en aquel oscuro y pestilente pasillo, rodeado de todos aquellos extraños gritos que retumbaban magnificados por el eco en los corredores, mi mente se vio de repente desbordada por una inmensurable sensación de pánico, y toda la presencia de ánimo de la que habitualmente me hago gala desapareció de la misma manera que el sueño desaparece en los momentos de intenso desvelo; mostrándose inalcanzable.

Una vez cayó derribada la débil barrera que mi cordura impuso, las entonces intensas emociones distorsionaron completamente mis recuerdos, concluyendo ahora que no podría presentar relató fidedigno de lo que allí vi. Si dentro de aquellos redondos muros habitaba un sólo y cariñoso ejemplar de Tíndalos, mi mente jurará siempre que fueron cientos y feroces los que se abalanzaban.

Lo que me queda es el oprobio... confundir a Tindalín con una amenaza... La imaginación, cuando derriba a la razón, crea monstruos...

No me pida bajar de nuevo allá abajo, se lo ruego!!

Un admirador, un esclavo, un siervo.