Los Perros de Tindalos, Frank Belknap Long
Aquellos que toman la droga plutónica se arriesgan a exponerse a un grave peligro. Las tres dimensiones en las que nos movemos los humanos son sólo una parte de la estructura real del universo. Existe otras dimensiones, otras realidades... La droga plutónica permite retroceder en el pasado, descubrir la inhóspita verdad de la humanidad, y seguir retrocediendo. Y llegar al inicio de los tiempos. Pero incluso en este espacio y lugar los humanos son frágiles. Existen seres en un tiempo ajeno al nuestro que están sedientos, con una sed que no puede ser saciada. Algunos de estos seres son conocidos desde hace tiempo por los iniciados. Los Perros de Tíndalos persiguen aquellos que se aproximan demasiado a ellos, y como sabuesos seguirán el rastro recorriendo milenios y millones de años hasta llegar a su presa.

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Pero existen muchos otros peligros en los viajes más allá de nuestras cómodas y -relativamente- seguras dimensiones. Puede ser que no sean especialmente poderosos en combate, quizás no posean un cuerpo de materia como la conocemos. Seres cuya mera presencia implica la locura y la destrucción de mentes no habituadas a ellas, seres que habitan en un tiempo angular diferente a nuestro tiempo.

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No es de extrañar que en ocasiones los seguidores de aquel que mora en las esferas se atrevan a invocarlos. Conseguir que se muestren aunque sea sólo durante un breve periodo de tiempo puede suponer un golpe, difícil de sobrellevar.

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