Capítulo 1 - LA INAUGURACIÓN

[Riley]

Matthias Wemhoff
Director del Neues Museum


Herr Matthias Wemhoff sube encima de una tarima, tras la cual destaca un bello y conocido cuadro del pintor romántico alemán Caspar David Friedrich datado del año 1809. En el destacan las ruinas de una abadía en un bosque de invierno (el cuadro se titula, evidentemente, “Abadía en un bosque de robles”, en alemán, “Abtei im Eichwald”) y el óleo sobre tela mide 110,4 centímetros de alto por 171 centímetros de ancho. Parece que el director del Neus Mueum ha elegido especialmente esa pintura para hacerle de fondo.

- En el siglo XIX, - dice Wemhoff en alusión al cuadro que cuelga a sus espaldas - nuestros mejores artistas del Imperio Alemán nos cautivaron con el misterio, la melancolía y la angustia de sus paisajes. Las ruinas góticas, las noches, los cementerios, los árboles nudosos y los espacios helados nos recordaban la soledad del hombre frente a la naturaleza y ante el paso inexorable del tiempo. -

El director se aclara la garganta antes de proseguir.

- Del mismo modo que esos maravillosos artistas, buscando al igual que ellos los fuertes contrastes entre la luz y la sombra, entre la verdad y la duda, nuestro compatriota herr Burke Kahlfuss regresa a su casa desde su cátedra en el Nuevo Continente y nos asombra con las conclusiones de más de cuarenta años de estudios por todo el mundo. Su colección y sus concienzudas investigaciones revelan datos que han puesto en guardia a los otros museos de Europa, pero no al Neues Museum, que siempre tendrá una puerta abierta a los estudiosos de la antigüedad con nuevas y revolucionarias historias que contarnos. -

Aplausos en acorde a la presentación y Burke Kahlfuss sube a la tarima.

[Riley]

Burke Kahlfuss
Historiador revisionista


Burke Kahlfuss sube a la tarima. Tras estrechar las manos con el director, momento en el cual la cojera y la falta de agilidad hacen patentes que Burke está más viejo de lo que debería a sus sesenta años, el organizador de la polémica exposición se dirige a los presentes.

- Muchas gracias herr Director. Me gustaría transmitir, como representante de mi departamento dedicado al estudio de las culturas primitivas en la Universidad de Miskatonic, mi más sincero agradecimiento al Museo de Berlín por permitirnos exponer nuestra colección. Ni se imaginan cuanto significa para nosotros. -

Y realmente es importante para él. Burke deseaba contrastar sus datos con los expertos del British Museum y el Musée du Louvre, pero la negativa tajante de estos lo ha dejado sin los interlocutores más válidos lejos de la Universidad de Miskatonic.

- Hace ya treinta y cinco años que visité, superando enormes dificultades en las espesas junglas de indochina, unas tribus que temían unos extraños y peculiares demonios a los que denominaban “Tchaw-Tchaw”. Los nativos aseveraban y afirmaban con gran contundencia y vehemencia que dichos seres existían, pero por mucho que los busqué nunca llegué a encontrarlos… - dice en voz triste a la que de repente insufla nueva vida y emoción.

[Riley]

18 de abril de 1927, 19:20
Vestíbulo principal del Neues Museum
Berlín, República de Weimar


Justo en ese instante sube a la tarima uno de los trabajadores del museo. Sostiene con los dos brazos una azafata de sesenta centímetros de largo por cuarenta de ancho cubierta por un pañuelo blanco que la oculta en su totalidad. Bajo este se ocultan dos elementos por sendos bultos que sobresalen, una mayor que otro.

[Riley]

Burke Kahlfuss
Historiador revisionista


Herr Kahlfuss se acerca a la azafata y quita el pañuelo que lo cubre. Hay ya cierta expectación en el vestíbulo del Neues Museum, por lo que el controvertido historiador prosigue su charla.

- Pero si hallé una misteriosa y peculiar cabeza momificada y una extraña figurilla ritual en las profundidades de una cueva tras un salto de agua. Todavía recuerdo la emoción y el temblor que azotaba mi cuerpo cuando encendí la antorcha y se iluminó una estrecha caverna natural donde hallé las dos reliquias… -

Sobre la azafata Burke Kahlfuss muestra a los visitantes una cabeza cortada y momificada de reducido tamaño colgada en el interior de una urna.

Al mismo tiempo levanta y sostiene en lo alto con la mano izquierda una extraña figura de jade. Desde su posición, y pese a que el arqueólogo levanta la figurilla de la mesa expositiva, los investigadores no observan muy bien sus rasgos.

- Como podrán ver, el ídolo representa un humanoide de cuerpo abotargado, con facciones ligeramente draconianas, con alas atrofiadas, y, como rasgo más curioso, con cabeza de pulpo o calamar… Creí que este sería un objeto aislado, pero años después, recibiría una increíble sorpresa. -

[Riley]

18 de abril de 1927, 19:25
Vestíbulo principal del Neues Museum
Berlín, República de Weimar


Como un resorte tras las palabras de herr Kahlfuss otro ayudante sube al estrado con otra azafata cubierta también por un tejido sencillo que deja entrever la geometría de aquello que oculta. Esta vez se trata de un objeto cilíndrico y otro de redondeado. Sin dudarlo un sólo instante, como si fuera una maniobra ensayada hasta la saciedad, el historiador de la prestigiosa universidad americana Miskatonic deposita la figurilla que sostenía en la azafata de donde la había recogido y, tras quita el pañuelo, toma dos objetos con las manos de la otra. Herr Kahlfuss los levanta para que todos los asistentes los puedan observar mejor pese a la distancia que lo separa de las últimas filas.

[Riley]

Burke Kahlfuss
Historiador revisionista


- Y que increíble sorpresa, como iba diciendo, cuando diez años después, desenterrando tesoros de una tumba maya, aparecería un cráneo enjoyado y esta campana de plata… ¡con la misteriosa figura de un ser pulpo que ataca a los hombres y los masacra! -

Hay rumores y comentarios confusos entre el público mientras herr Kahlfuss les muestra el cráneo y agita la campana y esta tañe en un molesto pero poco audible sonido metálico.

- Pero no se sorprendan aún por favor, que todavía hay más. - Dice Kahlfuss mientras otro asistente le acerca una nueva azafata con una única figura oculta tras el paño.

- Hasta ese momento también creí que todo había sido una curiosa coincidencia, como muchas de las que se dan en la historia, puesto que los medios de la humanidad siempre han sido los mismos, y así han creado arquitecturas y artes parecidos y similares pese hallarse a miles de kilómetros de distancia las unas de las otras. Si, eso pensaba yo hasta que hace sólo diez años tuve la oportunidad de explorar e investigar varios complejos funerarios lapitas, en la Nueva Guinea Alemana, en Oceanía… Ni que decirles que se me heló la sangre cuando, recuperando fragmentos de vasijas lapitas con sus típicas decoraciones de incisiones dentadas, me encontré nuevamente con la misteriosa y ancestral figura del ser pulpo… -

Deja la campana y el cráneo, toma la nueva pieza y muestra al público la figura inconfundible del ser, sentado sobre sus cuartos traseros, aunque esta vez sin alas pero con el peculiar y característico rostro de octópodo.

[Riley]

Matthias Wemhoff
Director del Neues Museum


Al igual que todos los presentes herr Wemhoff, director del museo, se queda anonadado y sorprendido por la exposición de los hallazgos de Burke Kahlfuss. Un poco confuso, se frota el mentón y le pregunta:

- Y herr Kahlfuss, ¿que conclusiones saca de todas estas piezas y de las similitudes que detecta en ellas? -

[Riley]

Burke Kahlfuss
Historiador revisionista


Burke Kahlfuss asiente y deposita la pieza en la azafata donde la había tomado. En ese instante los tres ayudantes bajan de la tarima y se dirigen a una puerta que conduce a una de las galerías de exposiciones del museo. Los dos vigilantes que la custodiaban la abren y estos entran en ella, previsiblemente para depositar las figuras en las vitrinas o mesas expositivas de la muestras.

- Gracias por la pregunta herr Wemhoff. -

El historiador camina unos pasos hacia la derecha mirando hacia el suelo, y luego vuelve tras de si antes de volver a hablar. El vestíbulo del Neues Museum permanece en silencio a la espera de su explicación, todos expectantes a su respuesta.

- Verán, estos descubrimientos me resultaron tan y tan inconcebibles que he pasado la última década trabajando en la Universidad de Miskatonic, en los Estados Unidos, investigando su extenso archivo. Allí, pese que no me facilitaron la consulta de algunos libros de su biblioteca [y que confío encontrar aquí en Europa] si me permitieron estudiar muchas otras figuras procedentes de sus expediciones y exploraciones. Y de aquí ha surgido esta exposición y una larga tesis que estoy a punto de finalizar, donde explico mi teoría sobre “los mitos ancestrales”. -

El historiador se frota la barbilla, se aclara la garganta, y concluye:

- Estoy a punto de demostrar que hay unos los mitos que acompañaron a la humanidad desde sus orígenes, comunes en todos nuestros ancestros aunque disten de una punta del globo terráqueo a otra, y que quedan reflejados en las obras de esta muestra de arte antiguo. Estos mitos ancestrales - enfatiza - son un trasfondo común en toda la humanidad, y debemos ahondar en ellos, puesto que sus leves referencias nos han pasado por alto hasta ahora... -

Burke Kahlfuss sonríe, dejando ver una mirada cansada pero con firme determinación y claras convicciones.

- Espero que la exposición sea de su agrado. - Concluye finalmente.

[Riley]

18 de abril de 1927, 19:30
Vestíbulo principal del Neues Museum
Berlín, República de Weimar


Y empiezan los aplausos del público que prácticamente abarrota en el vestíbulo, aunque los más expertos -historiadores y estudiosos del arte antiguo- no pueden evitar mirarse unos a otros sorprendidos por las afirmaciones de herr Burke Kahlfuss.

Los dos vigilantes abren las puertas y el selecto público invitado a visitar en primicia la exposición entra en la larga sala donde se exponen las piezas que acaban de ver y muchas más. En el interior hay un grupo de camareros empiezan a servir un delicioso refrigerio y una copa a los presentes. El gentío se dispersa en la larga sala, de mayor superficie que el vestíbulo.

[Dr Pajowsky]

Bruno Katsner
Diletante prusiano

- Señores, ¡estos descubrimientos son espectaculares! Me han dejado estupefacto. Doctor Zweig si los objetos que tenga que catalogar son de la mitad de magnitud que lo expuesto por herr Kahlfuss de por financiadas todas las expediciones que haga el resto de su vida. Voy a acercarme a saludar al profesor y ver si alguna de estas maravillosas piezas está en venta. -

Apresuradamente Bruno sortea a los grupos de asistentes para acercarse lo máximo posible al profesor Kahlfuss, intentado escuchar lo que comenta con sus interlocutores. Quiere llegar a él para felicitarlo por su trabajo, alagarlo y saber si hay posibilidad de comprar algún lote de artefactos.