Sectarios: Foro de la Llamada de Cthulhu

Adler Diermissen
Explorador y aventurero

Adler Diermissen escribió: Antes de comenzar a bajar, aviso alzando la voz: - ¡Soy Adler!. Egmund, Heinrich ... ¿Hola?

Al no obtener respuesta bajo las escaleras. Hasta encontrar la bifurcación entre las estanterías con antiguas piezas de piedra, quizás griegas o romanas, y las estanterías con vasijas cerámicas, ánforas.

* Y ahora, ¿por donde habrán ido? * Apago, muy momentaneamente mi linterna, quizás vea alguna luz... señal de donde se encuentran Egmund y Heinrich .

18 de abril de 1927, 21:24
Sótanos del Neues Museum
Berlín, República de Weimar

Heinrich Zweig escribió:Con un gesto de la mano pidió silencio a su acompañante y aguardó para ver si el sonido podía ayudarles a discernir la dirección desde la que se emitía. También echarían un vistazo por debajo de las mesas. Estaban concentrados en las momias en sí pero no era solo eso lo que había en aquella parte del sótano.

Avanzaban con cautela, algo nerviosos y constantemente humedeciéndose los labios. Respiraban en silencio, pero sus pechos se hinchaban con fuerza a cada inspiración... Paseaban entre muertos de hacía centenares -quizás miles- de años, lo que les recordó un insólito comentario que alguna vez habían escuchado en el pasado, el cual versaba que "no está muerto lo que puede yacer eternamente, y con extraños eones incluso la muerte puede morir". Y ahora, con su paseo entre momias a la oscuridad del museo, esa frase cobraba algo más de significado...

Miraron debajo de las mesas, en los rincones de las paredes cercanas, en las estanterías, en una gran caja de materiales abierta, ... Pero no había nada.

El sótano era tan grande... Era casi como buscar una aguja en un pajar...

En ese instante, detrás suyo, a lo lejos, escucharon un voz que les llamaba:

- ¡Soy Adler! Egmund, Heinrich... ¿Hola? -

18 de abril de 1927, 21:25
Sótanos del Neues Museum
Berlín, República de Weimar

Adler Diermissen escribió:Al no obtener respuesta bajo las escaleras. Hasta encontrar la bifurcación entre las estanterías con antiguas piezas de piedra, quizás griegas o romanas, y las estanterías con vasijas cerámicas, ánforas.

* Y ahora, ¿por donde habrán ido? * Apago, muy momentaneamente mi linterna, quizás vea alguna luz... señal de donde se encuentran Egmund y Heinrich .

Al apagar momentáneamente la luz de la linterna Adler observa que por el pasadizo de la izquierda, por el de las ánforas, hay luz al final del corredor. ¿Serán sus compañeros?

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..... izquierda .....

Heinrich Zweig
Arqueólogo y anticuario

Todo estaba tranquilo, demasiado tranquilo, aunque a Heinrich no le hacía gracia pensar que antes hubiera escuchado el gorgoteo y después nada. Era como si le hubieran tomado el pelo. ¿Habría sido cosa de su imaginación? El caso era que poco más podían hacer ellos dos solos pues explorar por su cuenta el gran sótano con su cantidad de vericuetos era imposible sin dejar que su desconocido enemigo desapareciera durante el proceso.

Entonces llegó la voz y con ella el sobresalto. Visiblemente, dio un respingo cuando la voz de Adler resonó en el silencio reinante, roto tan solo por los movimientos del doctor y él mismo. Se recompuso en poco tiempo, pero hubo de respirar hondo varias veces antes de decidirse, y ser capaz, de dejar el lugar que estaba investigando y pedir al doctor que le acompañara de regreso a las escaleras, hacia donde se escuchaba la voz que les llamaba.

18 de abril de 1927, 21:27
Sótanos del Neues Museum ; del fondo del pasillo, hacia las escaleras
Berlín, República de Weimar


Maldiciendo aquel enorme lugar [por sus dimensiones, no por el extraordinario contenido] Egmund Müller y Heinrich Zweig vuelven sobre sus pasos en dirección a las escaleras. Ambos tenían la certera impresión de que era muy complicado encontrar alguien escondido en este sitio; el sótano es demasiado grande sólo para dos o cuatro personas... Y aún así, había mil y un rincones en las estanterías y las salas de trabajo donde esconderse.

Avanzaron sin bajar la guardia, uno con el hacha y el otro con la linterna, alternando de foco de luz en la parte posterior y hacia donde caminaban. Pero pronto llegaron a las estanterías con ánforas -y sin ningún incidente- y vislumbraron una figura -un hombre- justo al pie de las escaleras que enfocaba con la linterna hacia el suelo para no deslumbrarles. Por su silueta, parecía su compañero Adler Diermissen.

18 de abril de 1927, 21:28
Sótanos del Neues Museum ; al pie de las escaleras
Berlín, República de Weimar

Adler no recibió respuesta alguna y el silencio sepulcral del lugar sólo era roto por unos acallados pasos que avanzaban hacia él lentamente. Por la luz de la linterna pudo discernir dos figuras, probablemente sus dos compañeros. Algo incómodo [Kastner estaba arriba con el encargado del servicio que había enviado el Director a buscarles] no pudo evitar mirar a su alrededor mientras contenía la respiración. Por alguna razón presentía que lo estaban observando... un instinto que había desarrollado muy bien en sus expediciones a tierras salvajes.

Pese a que su sentido del peligro lo mantenía alerta, no sucedió nada, y los dos individuos pronto estuvieron muy cerca. Enfocó la linterna hacia el suelo para no deslumbrarles. Efectivamente, eran sus dos colegas.

Heinrich Zweig
Arqueólogo y anticuario

El hombre suspiró de alivio cuando vio las familiares figuras en la escalera, bajó el hacha a una posición más cómoda mientras se acercaba a ellos seguido del doctor.

- Estamos seguros de que hay alguien aquí abajo, pero esto es demasiado grande. Es como buscar una aguja en un pajar. ¿Qué hay de ustedes? - Le preguntó en voz baja a su compañero reencontrado.

Adler Diermissen
Explorador y aventurero

- No hemos tenido éxito. Hemos seguido las huellas, las pisadas de calzado.... pero sólo seguían el corredor. Puede ser que se haya escondido en algún despacho, que esté recorriendo los largos pasillos de la planta superior o incluso que haya regresado a la planta principal por otros pasadizos. Necesitaríamos un pequeño ejercito para seguir todas las posibilidades. -

Ahora que me he reencontrado con mis compañeros, y no hay peligro de deslumbrarles... levanto la lampara y realizo un recorrido circular. - ¿No tienen la impresión que son observados aquí abajo? No me sentía así desde la ultima vez que salí de caza a África. -

- Por otra parte, el Director Wemhoff ha enviado a Hans Fried, uno de los miembros del servicio para indicarnos que si no hayamos nada especial volvamos a subir y regresemos a la sala de la exposición. Bruno Kastner se encuentra con él. -

Realmente me está poniendo nervioso esta situación. No dudo es ir apuntando con la lampara a rincones, a sombras que parecen moverse... - ¿Habeis tenido algo más de suerte? Supongo que no, ¿me equivoco? -

Heinrich Zweig
Arqueólogo y anticuario

Mientras les acompañaban de vuelta al piso superior, compartiendo la inquietud de Adler, Heinrich contestó a este.

- Como le he dicho, no hemos visto a nadie pero sí escuchado ruidos extraños. He compartido su inquietud de estar siendo observado todo este tiempo. Estábamos investigando cuando llegó usted. Esto es demasiado grande, podría estar en cualquier parte y no verlo, no es extraño que no lo hayamos visto. -

18 de abril de 1927, 21:29
Pasadizos del Neues Museum
Berlín, República de Weimar


Mientras charlaban llegaron al piso superior. Justo en ese momento notaron cierta sensación de alivio, como si hubieran terminado al fin de superar una prueba de gran tensión. Enfocaron en última instancia hacia el fondo de las escaleras y los tres investigadores presintieron que la oscuridad que reinaba en el sótano les sonreía, como si de una macabra despedida se tratara. La quietud, el silencio y la ausencia certezas de aquel lugar en este instante era tan intensa que ahora les sorprendía su audacia y temeridad de descender y adentrarse hacia su interior.

Pero ya estaban arriba, y de inmediato escucharon los pasos de dos hombres que venían hacia ellos. Eran su compañero Bruno Kastner y Hans Fried, el miembro del servicio del museo enviado por el Director a buscarles.