Sectarios: Foro de la Llamada de Cthulhu

Bruno Katsner
Diletante prusiano

Adler Diermissen escribió: - Bruno, veo que ha tenido más suerte. Echemos un vistazo en estas oficina, parece que su juego es el de llaves correctas... al menos para estas puertas. Ojalá las pisadas de zapatos nos llevasen hasta la puerta de nuestro escurridizo objetivo. -

- Sí, revisemos esta oficina para comprobar que está vacía y continuemos con las siguientes. Además hay un número en las llaves que encaja con el número de cada estancia. Más tarde, con el juego de llaves que tengo quizás podamos abrir el despacho que se le ha resistido. -

Egmund Müller escribió:- Señores, no me gustaría que las personas que han descendido por las escaleras volvieran a subir y nos cogieran desprevenidos. Avísenme si me necesitan, yo haré lo propio. -

- Müller, tenga cuidado. Si necesita nuestra ayuda grítenos. -

Tras decir esto Bruno se adentra con sigilo en la oficina recién abierta.

18 de abril de 1927, 21:09
Escaleras al sótano del Neues Museum
Berlín, República de Weimar

Egmund Müller escribió:- Señores, no me gustaría que las personas que han descendido por las escaleras volvieran a subir y nos cogieran desprevenidos. Avísenme si me necesitan, yo haré lo propio. -

Linterna en mano, el profesor Müller empieza a descender por las escaleras que conducen al sótano del Neues Museum...

Como profesor de Historia Egmund ha visitado numerosas veces en Neues Museum y en algunas ocasiones ha tenido la posibilidad de descender a la planta sótano de esta. Por lo que recuerda es un espacio con grandes salas, anchos pasillos y muchos objetos por todas partes, lleno de olores diversos, y con sólo unas ventanas altas que dan una escasa iluminación al lugar. En este lugar de guardan las piezas que no están en exposición, que están pendientes de catalogación o bien que necesitan una rehabilitación. Por lo que puede recordar, para acceder al sótano hay quizás varias escaleras más, pero siempre ascendentes a la planta baja, seguramente hasta tres más además de por la que está bajando.

Las pisadas resuenan con fuerza, incluso con un leve eco, a cada paso. Cuando faltan sólo tres escalones para llegar al final de la escalera Egmund se detiene y enfoca con su linterna ante el gran espacio que se abre ante él... Si alguien se ha escondido aquí pueden pasarse muchas horas buscándole. Y lo que es peor: las huellas de pisadas mojadas de los pies palmeados visibles en los primeros escalones se han secado por completo y ya no se puede seguir el rastro...

________________________________________________________________________________

18 de abril de 1927, 21:09
Oficina historiadores del Neues Museum
Berlín, República de Weimar

Bruno Katsner escribió:- Sí, revisemos esta oficina para comprobar que está vacía y continuemos con las siguientes. Además hay un número en las llaves que encaja con el número de cada estancia. Más tarde, con el juego de llaves que tengo quizás podamos abrir el despacho que se le ha resistido. -

La cerradura se abre y herr Katsner empuja la puerta que se abre con suavidad. La estancia es una oficina donde deben trabajar varios estudiosos -quizás tres o cuatro por el número de escritorios- y destacan un par de mesas redondas de reuniones que están llevas de papeles, piedras, algún hueso, piezas de cerámica antiguas y un infinidad de otros objetos menores antiguos. En las paredes destacan unas librerías de madera oscura, cargadas hasta el límite de libros y volúmenes además de fajos de papeles aparentemente poco ordenados.

La oficina presenta un caos relativamente ordenado, como correspondería a un lugar de trabajo de historiadores y becarios, por lo que se hace complicado ver si hay algo está fuera de lugar [por no decir imposible]. Tras un examen superficial de la estancia, queda claro que no hay nadie escondido ni parece que haya sufrido un registro brusco o acción agresiva similar.

________________________________________________________________________________

Heinrich Zweig
Arqueólogo y anticuario

Heinrich decidió acompañar al intrépido profesor Müller. Bajar solo al sótano podía ser peligroso si realmente quien hubiera robado la pieza seguía allí y no se era precavido. Con la luz que portaba ya sería suficientemente visible para alguien que estuviera apostado allí abajo, de modo que le siguió lentamente hasta que vio que se detenía. Él hizo lo propio a su lado y miró en derredor.

- ¿Ve usted algo? - Susurró.

Bruno Katsner
Diletante prusiano

Bruno echa un vistazo para ver si alguien se ha escondido detrás de algún escritorio o alguna cortina. Mira por encima de los escritorios y se da cuenta que sería fácil esconder por aquí alguna pieza robada, pero por ahora lo más inteligente será buscar a los ladrones y sacarles información en caso de que hayan ocultado el botín.

- Adler parece que aquí no hay nadie. ¿Pasamos a la siguiente oficina? -

Egmund Müller
Profesor de Historia

Müller, cuya confianza y serenidad han ido disminuyendo de forma directamente proporcional al número de escalones que quedan para llegar al final de la escalera, se siente visiblemente aliviado por la llegada del arqueólogo.

- Negativo, Heinrich, negativo... - le contesta susurrando.

El profesor ilumina la enorme sala que se abre ante él hasta donde llega al halo de luz que porta. Las dimensiones de la misma harán imposible una búsqueda exhaustiva de la misma, por lo que la prioridad debería ser localizar las personas que han bajado hasta aquí. Ahora, más que la sala en sí, lo que le preocupa es entrar en la misma. ¿Y si alguien se hubiera apostado tras las esquinas en las que desemboca la escalera? Müller mantiene todos sus sentidos alerta, lo más que puede una persona no habituada a vivir esta clase de experiencias.

Con desasosiego contempla cómo desaparecen por completo los restos de las húmedas huellas en el suelo, no pudiendo determinar siquiera, como le hubiera gustado, si al llegar al final de las escaleras giraron a la derecha o a la izquierda, o simplemente siguieron de frente.

- Heinrich, ¿qué le parece? ¿Esperamos a los demás o entramos un poco en la sala? Simplemente para asegurarnos que no hay nadie esperándonos... -

18 de abril de 1927, 21:11
Sótanos del Neues Museum
Berlín, República de Weimar


El Doctor Heinrich Zweig y el Profesor Egmund Müller observan, casi en desasosiego, el vasto espacio que se abre ante ellos. Unas grandes y anchas columnas de ladrillo sostienen los techos abovedados, formando un peculiar bosque arquitectónico. Aquí y allá hay grandes cajas donde se guardan piezas arqueológicas y mesas de trabajo cargadas de antiguas reliquias en proceso de restauración.

A una veintena de metros, Heinrich Zweig reconoce la sala donde se estudian las momias egipcias (él es Doctor en Egiptología por la Universidad de Berlín). Algo más lejos, Egmund Müller identifica el laboratorio donde se reconstruyen antiguas vasijas griegas, ya sean las pintadas sobre fondo rojo o las pintadas sobre fondo negro.

Se escucha gotear algún desagüe a lo lejos, y por las pequeñas ventanas que hay cerca del techo (y que coinciden con la calle) entra una tenue luz que arrastra sombras muy alargadas por todo el pavimento del sótano...

________________________________________________________________________________

Heinrich Zweig
Arqueólogo y anticuario

- Aguarde un minuto, herr Müller. -

Heinrich desanduvo con rapidez sus pasos para recoger el hacha. Hasta ese momento no había estado seguro si finalmente sería necesaria pero no había visto que los otros hombres hubieran encontrado algún arma, de modo que no debian desaprovechar nada que pudieran usar por si las cosas se ponían feas. Después regresó donde estaba el profesor y le indicó que ya estaba listo.

- Si desea comenzar la exploración por mi adelante. Avancemos un poco mientras los otros dos compañeros terminan con la inspección de los despachos. -

Adler Diermissen
Explorador y aventurero

Bruno Katsner escribió:- Adler parece que aquí no hay nadie. ¿Pasamos a la siguiente oficina? -

- ¿Qué? Perdone, me había quedado sorprendido por el despacho. Las estanterías de libros siempre me han parecido como una pradera en un día de caza. Nunca sabes que se esconde tras la hierba. Pero sí, tiene razón. Abandonemos esta oficina. Si han escondido aquí algo... tardaríamos horas en revisarlo. Y sólo es una de las estancias. -

Salgo fuera y espero que Bruno cierre la puerta, con llave.

Bruno Katsner
Diletante prusiano

Bruno sale detrás de Adler, cierra la puerta con llave y se dirige a la siguiente oficina buscando entre el manojo de llaves la que corresponde a la siguiente puerta. Una vez delante abre la puerta despacio...