Egmund Müller
Profesor de Historia
Müller termina con las formalidades con la policía. La temblorosa mano con la que firma la improvisada declaración no hace sino hacerle ser más consciente de por lo que ha pasado durante las últimas horas.
La llegada de los agentes le tranquilizó, pero al mismo tiempo, la bajada en el nivel de adrenalina provocó que le invadiese un profundo cansancio.
Casi murmurando se despide de los presentes, tras lo cual, con paso titubeante, se dirige hacia la salida, donde quiere despedirse de sus compañeros de aventuras. Y después, se marchará casa, donde se asegurará de cerrar puertas y ventanas. Espera no desarrollar una cierta paranoia a partir de ese momento, sabiendo lo que sabe ahora y lo que puede acechar en cualquier esquina. Necesita dormir y despejar su mente. No se le ocurre mejor ocasión para estrenar esa botella de brandy tan caro que le regalaron y que guardaba para un momento especial. Sí, seguro que después de tomarse una copa, o dos o tres, se sentirá mucho mejor y podrá descansar sin que le asalten pesadillas... o al menos eso espera...