Fecha: Indeterminada ; Hora: Noche
Lugar: Desconocido
Localización: una Incógnita
- Sudor frío...
Notas que vas recuperando la consciencia lentamente. Muy lentamente...
Estás sentado sobre una sencilla silla, con el respaldo algo inclinado hacia atrás.
De repente sientes un dolor lacerante en el cráneo, por encima de los ojos, en todo su perímetro.
- ¡Que dolor! ¡Cuanto dolor!
Con mucho cuidado te llevas las manos a la frente y notas como hay sangre reseca. Te escuece tanto que te saltan lágrimas de los ojos...
Una brisa entra en el lugar donde te hallas, y de repente notas un escalofrío por todo tu cuerpo. Llevas una bata blanca muy sencilla y vas descalzo. Miras a tu izquierda y la ventana está abierta. Inspiras y expiras aire, y notas como sale vapor de tu boca. Pero el frío te da buenas sensaciones pues notas que el dolor en el cráneo va disminuyendo.
Te incorporas y te levantas. Pero al poner los pies en el suelo...
- - ¡Ay! ¡¡Ay!! -
Saltas y te sientas de nuevo en la extraña silla: ¡te has pinchado la planta de los pies con cristales! No ha sido grave pero a dolido. Curiosamente, cada vez notas menos el dolor en el cráneo, aunque quizás es debido a las nuevas heridas en los pies...
Miras a la ventana y a las vitrinas que hay a tu alrededor. Están todos los cristales rotos.
Notas un pequeño pinchazo en la articulación del codo derecho. Miras y ves que tienes un pinchazo: todavía está la herida ligeramente abierta y hay sangre reseca a su alrededor.
- * ¿Donde estoy? ¿Qué es este lugar? *
Miras confuso a tu alrededor. Parece que estás en un laboratorio o algo similar.
Vuelve a soplar de nuevo la brisa por la ventana rota y otro escalofrío recorre tu cuerpo. No puedes estar mucho más rato en esta situación...
En ese instante, un pensamiento igual de lacerante que el dolor en el cráneo azota tu mente...
- * ¿Quien...? ¿Quien...? ¿Quien soy? *
- Maldita sea...
¡Qué dolor!