Cuando el inspector Legrasse presentó su estatuita, todos los eruditos presentes tuvieronque sacudir la cabeza, incapaces de resolver le misterio. Sólamente William Web (profesor de antropología en la Universidad de Princeton, y explorador de renombre) creyó descubrir algo raramente familiar en la efigie y los jeroglíficos. Con reticencia confesó a Legrasee lo que sabía.
Cuarenta años antes (el relato se situa en 1926) el profesor Webb había recorrido Groenlandia e Islandia en busca de ciertas inscripciones rúnicas que no había podido descubrir. En la costa de Groenlandia se había encontrado con una tribu degenerada de esquimales, cuya religión le había impresionado sobremanera por ser tan sangrienta. Su fe ignoraba lo que era habitual en otros esquimales. Su fe, según decían, databa de épocas muy antiguas anteriores al nacimiento del mundo. Junto a ritos anónimos y sacrificios humanos hacían invocaciones dirigidas a un demonio supremo o torkanuk. Lo que es importante, es que el fetiche adorado en ese culto, y alrededor del cual bailaban los esquimales cuando la aurora boreal brillaba muy por encima de los acantilados... era una representación de la horrible figura que transportaba Legrasse. Coincidían casi todos los rasgos esenciales de la criatura.
Además, lo que el brujo esquimal, y los sacerdotes de Luisiana que Legrasse había capturado compartían un mismo cántico:
Ph'nglui mglw`nafh Cthulhu
R'lyeh wgah'nagl fhtagn
Cántico que Webb tradujo como:
En su casa de R'lyeh
el desaparecido Cthulhu espera soñando
