El Hospital de la Transfiguración

Autor: Stanislaw Lem
Editorial: Impedimenta
Prólogo de Fernando Marías.
Difícil era colocar un libro de Lem en este espacio, o eso se me antojaba, hasta que en este país se han decidido a editar su primera novela oficial.
Pálida quedaría mi apología de este escritor, uno de los mejores, a mi humilde parecer, de todo el siglo XX; autor de obras tan conocidas en el terreno de la Ciencia Ficción como Solaris, El Fiasco, Congreso de Futurología, Ciberíada, etc...
Lejos de estos temas, esta obra nos presenta el opresivo ambiente de la Polonia recien tomada por Alemania, y el decurso de un joven médico (forzado a ejercer la psiquiatría por un rocambolesco cruce de caminos) en un sanatorio de montaña, colindante con una misteriosa subestación eléctrica como todo otro signo de civilización en las cercanías. La atmósfera que poco a poco se adueñará del lector convierte Arkham en un chiquipark cumpleañero, a medida que se vayan desvelando los extraños efectos de las demencias que padecen los residentes, junto con los extraños métodos experimentales que, a la sombra de la inminente tutela nazi, desarrollarán los doctores del centro (reto a que alguien encuentre un ejemplo descrito de trepanación mejor articulado narrativamente que el llevado a cabo por el cirujano Kauters).
Termino la reseña con la última nota de la sinopsis:
Lem, uno de los más indiscutibles maestros de la narrativa europea del XX, evoca en esta novela todo lo que hay de monstruoso en el espíritu humano.
Editorial: Impedimenta
Prólogo de Fernando Marías.
Difícil era colocar un libro de Lem en este espacio, o eso se me antojaba, hasta que en este país se han decidido a editar su primera novela oficial.
Pálida quedaría mi apología de este escritor, uno de los mejores, a mi humilde parecer, de todo el siglo XX; autor de obras tan conocidas en el terreno de la Ciencia Ficción como Solaris, El Fiasco, Congreso de Futurología, Ciberíada, etc...
Lejos de estos temas, esta obra nos presenta el opresivo ambiente de la Polonia recien tomada por Alemania, y el decurso de un joven médico (forzado a ejercer la psiquiatría por un rocambolesco cruce de caminos) en un sanatorio de montaña, colindante con una misteriosa subestación eléctrica como todo otro signo de civilización en las cercanías. La atmósfera que poco a poco se adueñará del lector convierte Arkham en un chiquipark cumpleañero, a medida que se vayan desvelando los extraños efectos de las demencias que padecen los residentes, junto con los extraños métodos experimentales que, a la sombra de la inminente tutela nazi, desarrollarán los doctores del centro (reto a que alguien encuentre un ejemplo descrito de trepanación mejor articulado narrativamente que el llevado a cabo por el cirujano Kauters).
Termino la reseña con la última nota de la sinopsis:
Lem, uno de los más indiscutibles maestros de la narrativa europea del XX, evoca en esta novela todo lo que hay de monstruoso en el espíritu humano.