A ver que tal suena esto:
Nyarlatholtep aprecia más causar locura y caos que la muerte. Cuando él no está involucrado las criaturas temen atacar al portador de su obra y prefieren no entrometerse. Por supuesto, tras comprobar los efectos del anillo es posible que varios investigadores sientan auténtica codicia y traten de obtenerlo a costa de su propio compañero, lo cual no hace más que complacer aún más a Nyarlatholtep.
Sin embargo, cuando Nyarlatholtep entra en juego, el portador del anillo preferiría estar muerto. Todas las criaturas se verán atraidas por el anillo y atacarán a su portador. El pobre portador, cuando trate de deshacerse del anillo, se dará cuenta de que su extraña geometría se ajusta a su dedo de forma que no puede extraerlo. Cuando el portador muere y pierde el anillo, este pasa automáticamente a uno de sus compañeros, lo cual resulta una sorpresa de lo más desquiciante.
Cada vez que el grupo de investigadores decide abandonar al pobre portador a su suerte en vez de ayudarlo con toda su alma Nyarlatholtep esboza una sonrisa