Mi visión de los LCG Days.
Esto es lo que me pasó el viernes así que si solo os interesa lo del juego esperad a las siguientes.
Ya sabéis que los de Padis vamos en packs indivisibles. Esta vez íbamos 4 a Barcelona.
El que escribe fue el último en tenerlo claro, porque Magnus, Walter y Randolph ejercieron presión sobre el resto para que nos apuntáramos. Al final piqué y me alegro mucho de haberlo hecho.
Walter se encargó de organizarlo e incluso adelantó el dinero (es que tiene posibles).
Se lo estuvo currando un montón y al final nos consiguió vuelos de ida en Ryanair y vuelta en Iberia. Yo supliqué llegar el viernes para ver un poco la ciudad, pues no la conocía.
El viaje en Ryanair lo recomiendo. Es como viajar en un mercadillo de barrio volador. Todo el mundo se pega por coger el sitio y las pobres azafatas se pasan todo el viaje ofreciéndote de todo solo les falta gritar "que me lo quitan de las manos". Muy fuerte.
Llegamos a Gerona y tomamos un autobús con dirección a Barcelona. Lo tomamos por los pelos y tardamos más en llegar a Barcelona que todo el viaje por avión.
En la taquilla pasó una típica de película de misterio. Sacamos los tres primeros el billete sin problemas porque la taquilla estaba vacía, dejamos las cosas en el maletero y cuando miramos para atrás Randolph estaba rodeado por un grupo grande de personas que también sacaban sus billetes. Le pedimos al conductor que lo esperara porque estaba loco por arrancar e irse.
¿Por qué no dejamos tirado a Randolph?. No había pagado su parte del apartamento.
En Barcelona entramos como unos auténticos paletos. Boca abierta mirando en todas direcciones. Aunque no sé si tener la boca abierta delante de la torre Agbar tiene algún otro tipo de connotación.
El caso es que en la estación de autobuses nos recibió una fina lluvia de verano. Salimos a la calle. Camino del metro nos encontramos con Gigamesh. Por poco nos meamos encima.
¡Foto!.
He hecho una cantidad obscena de fotos. Como soy de la época de las placas de cristal hacer fotos digitales me mola un montón. A los que van conmigo no les hace tanta gracia mi obsesión.
Nos metimos en el metro y decidimos la modalidad el billete con esta reflexión "El sábado no vamos a salir del sitio donde juguemos", y ejercimos de pitonisos porque así fue. Sacamos dos billetes de 10, pues supusimos que sería suficiente.
Estábamos en la línea verde, línea 3 creo, en la estación de Lesseps. Pasé un calor horrible en los andenes. Sudé a la gota gorda. Randolph y yo ejercíamos de mochileros, Walter de hombre de mundo con su maleta de rueditas y Magnus parecía que llevaba todo el Oro viejo en la bolsa-maleta (preciosa por otro lado) pero incomodísima para transportar, es lo que tiene ser del sindicato, que se paga caro ser tan de diseño.
El apartamento lo buscó Walter cerca del sitio de juego, gracias mil, y fue una base de operaciones fantástica.
Como buenos frikis sorteamos las camas a los dados. Les advertí que ronco sin moderación. El que avisa no es traidor. Y me toco compartir con Walter. Para cuando se quiso dar cuenta yo había ocupado las perchas y el armario. Me daba lo mismo portarme bien que mal, en cuanto empezara a roncar me iba a odiar igualmente.
Llaves y a la calle. Nos advirtieron varias veces que diéramos dos vueltas a las llaves, sonó muy amenaza chtulhiana y cumplimos siempre. Me nombraron Master of the key (esta carta tenía un dibujo precioso).
Nos acercamos andando al edificio donde iba a celebrarse el evento. El barrio me pareció precioso. Fuimos hablando de frikadas varias pero fijándonos en las tiendas para a la vuelta comprar algo de comida. Encontramos la sede, una casa de la juventud, y alucinamos. El sitio por fuera era cañón. Entramos en un bar al lado de la estación de Fontana y nos tomamos una coca-cola.
Ejercimos otra vez de megapaletos y nos sacamos fotos con las latas porque eran chulísimas. Si, con las latas de la bebida. Penoso y lo reconozco.
De vuelta al piso compramos comida cocinada en una tienda muy cuca. Nos pasamos con la cantidad pero como Magnus y Randolph están en edad de crecer no queríamos ser causa de un trauma sobre tamaños (ya sabéis la importancia que le damos los tíos a los tamaños). El caso es que comimos genial y tras cotorreo, hacer el ganso, meternos los unos con los otros, discutir sobre quién fregaba (ellos no sabían todavía que soy un paranoico que no soporta ver cacharros en el fragadero), etc, nos fuimos de tiendas. Yo dejé mi uniforme de hombre de mundo y me puse el uniforme de friki de mundo. Los otros tres padiseños echaron sus mazos en las mochilas por si se terciaba echar unas manos.
En nuestra calle un reguero de turistas indicaban la dirección del parque Güell al metro. Era digno de ver.
Antes de llegar a la zona friki nos acercamos a la plaza de Cataluña. Hicimos un pequeño recorrido camino de las tiendas, pasamos por el Ritz, por unas calles sensacionales, todo muy señorial y calurosamente achicharrante. Creo que la calle final era Paseo de San Juan. Pasé tanto calor que se me iban marcando todas mis turgentes formas como en un concurso de camisetas mojadas. Me caían los goterones de sudor por todos los lados. El turismo es como la fama: se paga y se empieza con sudor.
La primera estación de penitencia fue Gigamesh. Si en la puerta la primera vez por poco nos meamos cuando entramos estuvimos a punto de hacerlo realmente. Para Norma y Kaburi con el calor y la sofoquina no nos quedaba ni gota de líquido. ¡QUE ENVIDIA! Pero de esa envidia malsana que te corroe y te hace peor persona.
Nos hicimos fotos en todas las puertas de las tiendas, en el interior, con camisetas que vendían, con objetos de memorabilia, con peluches, con figuritas, con libros, en todos los lados. Solo nos faltó hacernos fotos en los wáteres, en plan Scarlett Johanson.
Magnus nos dijo: Por favor, paradme cuando veáis que voy por los 50 euros gastados.
Eso ocurría en la segunda tienda. Nos lo pasamos como enanos.
En Kaburi nos encontramos con Sectario. Había posteado que estaría por allí. Empezamos a conocer gente del Cthulhu, a las chicas de la tienda. Yo qué sé. Yo vivo cerca de una tienda como esa y voy con saco de dormir. Me compré una bolsa para sacar los monstruos del Arkham Horror con un vórtice azul (la bolsa que uso habitualmente es en la que llevo los zapatos de los viajes y estaba en Barcelona conmigo). Todo estaba lleno (me alegro y espero que el negocio les vaya viento en popa) así que nos fuimos a la parte del final y jugamos un King of Tokyo (nuevo
para mi). Me pareció corto, divertido y de temática graciosa.
Comentamos de ver un poco la ciudad y Dracdargent se ofreció a acompañarnos. Gracias mil.
Gracias y re-gracias por el paseo y las explicaciones. Nos fuimos andando, nos llevó por las Ramblas, a la Boquería, la plaza del Rey, la Catedral, las dársenas, la estatua de Colón,el puerto deportivo...
Siento si se me olvida algo pero es que había un montón de cosas que ver.
Me pareció todo estupendo. Algunos de los sitios los tenía muy vistos por la tele pero
eso no cuenta. Al final como estábamos agotados nos metimos al metro y nos fuimos a casita.
Decidimos salir a cenar fuera y cuando me doy cuenta estábamos en la Plaza del Diamante (mandé varios correos a mis amigos y famliares lectores contando el hecho). Cenamos pizzas y nos dimos un paseito de vuelta al apartamento. Fue todo delicioso.
Aquí es cuando todo el mundo jugó un Shocking transformation sobre su persona (Transformación pavorosa para los novatos), es muy fuerte ver en casa a los colegas que siempre encuentras en la calle. Los gayumbos no tienen nada de glamour.
Como somos muy previsores escribimos nuestros mazos por la noche en el último momento (también habíamos probado los mazos el jueves a última hora), Walter si que es una hormiguita y había metido hojas en blanco para rellenar los mazos, pero solo teníamos un bolígrafo así que terminamos de escribir cerca de las dos de la mañana. Randolph se lo había traído impreso de Madrid (porque tenía el mazo muy trabajado), Walter tuvo que comprar un asylum en Kaburi para poder completar el suyo. Se nota que somos muy previsores. Yo propuse fotocopiar tal cual la hoja del mazo de Randolph porque siendo sincero nuestras posibilidades de ser top 4 eran limitadas.
En la casa hice todo lo posible para evitar martirizarles con mis hipohuracanados ronquidos: me puse una cosa que se disuelve en el paladar, una tirita nasal, etc. Se me olvidó que no puedo beber alcohol, y lo había hecho. Un rollo.
¿Roncaría?
Fin del viernes 27 de Julio.