Ayer, Massachusetts; 5 de Diciembre 1923.
Estimado doctor Nathaniel Creenshaw,
Le agradezco profundamente la respuesta a mi misiva, y comprendo las posibles reticencias que pueda haber por atenderme únicamente por correo. Por desgracia Ayer es una pequeña población, por lo que no hay médicos de su especialidad. Aunque para ser sincero agradezco el tratamiento anónimo debido a la distancia que nos separa. Somos una población agrícola y poco conocedora de los avances en la medicina en muchas de sus nuevas áreas... si se conociese mi situación sería ridiculizado como un débil mental entre mis conciudadanos.
Me tranquiliza que la desorientación que me suele aquejar sea considerada como normal. Por cuestiones laborales suele viajar a menudo, y entre mis amistades me jacto de tener un buen sentido de la orientación. A pesar de ello, suelo tener episodios de desorientación, no sólo en los sueños sino también poco antes y después de dormir.
Por fortuna estos sueños que turban mi descanso no ocurren de forma continuada, sino que me asaltan de forma esporádica. Por desgracia he tenido otro sueño hace escasamente dos días.
Me despierto, y me encuentro sentado apoyado en el tronco de un árbol. El árbol es enorme, un autentico gigante, me pregunto de que especie debe ser. Una bata blanca es mi única vestimenta, ni siquiera llevo calzado... y ahí está... la venda que rodea mi brazo. El árbol en el que estaba apoyado es uno de más exteriores del bosque, puedo ver una extensión de prado. Esta noche hay luna llena, y aunque está nublado, la zona está ligeramente iluminada. A la distancia vuelvo a ver el edificio.
Comienzo a caminar, con un paso suave pero sin pausa me voy acercando al edificio. Se me hace extrañamente largo el trayecto. Poco a poco las nubes van ganando espacio en el cielo, y se oscurece de forma gradual todo el lugar. Es extraño, ¿no debería de escuchar insectos o algún animal nocturno? Se que es un sueño, pero se me hace extraño un sueño tan real en el que no hayan los omnipresentes insectos y su infinitamente variados sonidos. Sólo puedo escuchar el sonido del viento, que al igual que las nubes, va en aumento. Ojalá tuviera algo de más abrigo, esta bata no es nada útil en la intemperie. Según me acerco al edificio observo algunas sombras, ahora ya todo son sombras... malditas nubes, que también se dirigen al edificio.
Por fin he llegado a escasos metros del edificio. Está completamente rodeado por una valla metálica. Debe de llevar bastante tiempo aquí, algunas plantas casi han cubierto la valla por determinadas zonas. Comienzo a escalar la valla, debido a las plantas y al rocío de la noche se encuentra ligeramente húmeda, así que me tomo mi tiempo. A pesar de ello, cuando estoy en la parte más alta acabo resbalando.
Lamento no poder enviarle más información. Llegado este punto me desperté y ya no pude conciliar de nuevo el sueño. Cada vez que tengo uno de estos sueños, me ha sido reconciliar el descanso. He probado de tomar infusiones de hierbas, y el médico local me ha aconsejado leche caliente con un poco de whisky, pero no consigo reconciliar el sueño una vez me despierto.
Valerio Eligio