El sutra prohibido

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Título: el sutra prohibido
Idioma: Según edición
Fecha: Según edición
Autor: Asahara Shinyama
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Tabla de contenidos

Descripción

Este texto revela la auténtica naturaleza de la fábrica de realidad que abriga la terminología del budismo, según reveló Shâkya al alcanzar la iluminación. Se dice que el budismo sólo se preocupa del problema de la reencarnación y alivia el sufrimiento que supone. Curiosamente, el budismo mayoritario jamás pretende responder las preguntas ¿de dónde venimos? y ¿por qué estamos aquí?, nada más que se centra en resolver el problema del sufrimiento humano. “El sutra prohibido” responde todas esas cuestiones y otras a aquéllos no iluminados y, al mismo tiempo, sus enseñanzas hacen algo discutible la búsqueda de la iluminación. Llegando al satori tras siete años de meditación, Shâkya fue capaz de vislumbrar la naturaleza real del cosmos. Esta revelación le conmocionó hasta en lo más profundo de su ser, confiriéndole la iluminación.

Se negó a revelar a sus seguidores la insignificancia del hombre en comparación con la verdadera naturaleza del cosmos hasta sesenta años después, cuando agonizaba, mientras el doloroso veneno liao actuaba lentamente dentro de su organismo. Para que sus acólitos pudieran entenderle, empleó “términos beneficiosos” y enmarcó el conocimiento en el contexto de una discusión con el Señor del mal, Mara, quien le había tentado horas antes de que el joven Shâkya alcanzase la iluminación. Durante esta confrontación, Mara (un avatar del Dios exterior Yog-Sothoth) le reveló los secretos más enrevesados del universo en un intento por sacarle de la senda hacia el satori. Shâkya superó la tentación y expulsó a Mara, aunque no antes de que aquel oscuro saber alienígena se marcara en su memoria. Aquellos que siguen la senda de Buda se toparán con Mara, llamado “El que acecha en el umbal” en los círculos mágicos occidentales. Espera a aquellos que alcanzan los estadios finales previos a la iluminación absoluta. El Lama esmeralda (un avatar de Hastur) no se incorporó al texto principal hasta revisiones posteriores hechas por la Hermandad del loto negro.

Durante el último sermón de Shâkya a sus fieles, Buda reveló, entre otras cosas, la verdadera naturaleza de los Seis reinos; la existencia de civilizaciones anteriores a la humana; los orígenes de la humanidad por los Antiguos; una descripción parcial de muchos de los Primigenios; los Primigenios y su importancia; la amenaza de una Tierra ya colonizada por razas alienígenas; el Símbolo arcano; la localización de la Meseta de Leng ; la historia y el destino del continente de Mu y de la región de Yhe; el pecado de Zanthu; los orígenes de las religiones humanas para dirigir a las masas cuales borregos; y el papel de Buda como protector de la humanidad. “El sutra prohibido” también revela los ciclos cósmicos del universo. Cada 6.000 años aparece un nuevo Buda que restaura la Ley verdadera y las tres eras de la decadencia del karma. Cada 36.000 años el calendario celestial culmina con un alineamiento planetario y una agitación geológica. Cada 144.000 tiene lugar el final de una época y del dominio de una especie inteligente. Por último, predice el fin del reinado del hombre sobre la Tierra al final de la actual era celestial, en el 2012.

Leer cualquier versión de “El sutra prohibido” por parte de sacerdotes doctos en la doctrina predominante provoca un profundo efecto. Ello se debe en parte a que muchos pasajes suenan a verdad, y la resonancia del sutra se introduce en los puntos vacíos de otros sutras importantes. El estudio de este volumen suele conducir a un comportamiento degenerado y a revelarse contra lo establecido. Imagínese que en occidente descubren los “Manuscritos del mar Muerto”, tan chocantes y heréticos, pero llenos de una innegable certeza que transformaría a los devotos seguidores en violentos herejes disidentes (furiosos por la decepción hacia lo establecido). Imagínese que el texto resulta tan persuasivo que genera todo un movimiento que amenaza con acabar con la sociedad establecida. Así, quizá, pueda entenderse la confusión que “El sutra prohibido” ha causado en oriente.

Muchos eruditos ocultistas modernos dudan de que “El sutra prohibido” sea una obra auténtica proveniente de Shâkya, pero un pequeño grupo de eruditos contrarios apunta que, estilísticamente, los fragmentos recuperados de la versión sánscrita adquieren consistencia junto a otras obras creadas por la primera generación de clérigos posteriores a la muerte de Buda.

Historia y origen

Orando bajo un venenoso delirio inducido por la droga liao, en las últimas horas de vida de Shâkyamuni, estas lecturas fueron un legado agonizante a sus seguidores… aunque jamás se incluyeron en sus principales enseñanzas. A la muerte de Shâkya, los nuevos líderes budistas, los acólitos más ancianos, consideraron inmediatamente sus últimas enseñanzas como una blasfemia y contrarias a toda la creciente religión que el budismo representaba. Declararon conjuntamente que Buda, en sus últimas horas, se encontraba enfermo e incapaz de hablar con la lucidez de un ser iluminado, sino a través del sufrimiento de la carne mortal. Se decretó que las últimas enseñanzas debían ser olvidadas para mantener la solidez de la memoria del gran maestro. Y así nacía una versión censurada del budismo como una religión organizada allá por el 800 d.C.

A pesar de este edicto, un selecto grupo de devotos ancianos memorizó en secreto el contenido y peregrinó al monte Benares, marchándose de India rumbo al Himalaya. Establecieron un monasterio llamado Shamballah muy por encima de lo que más tarde sería la región de Nepal, y allí recogieron las palabras de Shâkya en sánscrito sobre tablillas de arcilla. Estos acólitos establecieron enseguida un clero formal que puso en práctica las palabras contenidas en las sagradas escrituras. Lo apartado del lugar evitó la interferencia extranjera a lo largo de cinco siglos. Llamados gorros verdes por los del lugar debido a los gorros que vestían, se referían a sí mismos como dugpas. Dada la forma degenerada del budismo que practicaban, llevando a cabo los rituales oscuros más repugnantes y los actos de libertinaje más degradados imaginables, los dugpas eran muy temidos por los habitantes. Cuando los budistas convencionales, los gorros amarillos, emigraron al Tíbet y a Nepal en los siglos V y VI junto con sus enseñanzas de Lord Buda, se encontraron con esta oscura rama de su propia religión. La secta de los dugpas estaba tan bien establecida que las repetidas tentativas de los gorros amarillos por desarraigarla resultaron absolutamente infructuosas.

Hoy día se llaman a sí mismos Hermandad del loto negro; los dugpas detectaron la amenaza de purga, y algunos miembros, el círculo más cerrado, sacaron una copia de lo que ahora se titula “Las lecturas prohibidas de Shâkya” (“Gyãnãh vikarmanah”) de Nepal a la China de la dinastía Tang. Desde aquí, las tablillas fueron depositadas en un monasterio de la provincia china de Tang. Allí se dispusieron a traducir las enseñanzas de Buda, ya entonces llamadas sutras, al chino mandarín para consumo de los letrados. No fue hasta la finalización de la tercera copia cuando el abad del monasterio se dio cuenta de que los escribanos asignados actuaban de modo peculiar. Revisando el contenido del trabajo, el abad ordenó inmediatamente a los escribanos detener la trascripción. Se quemaron todas las copias. La Guardia del emperador, en su patrulla mensual por la provincia, descubrió los restos quemados del monasterio y los cadáveres putrefactos del abad y sus sacerdotes.

Dos copias de la obra traducida, ahora llamada “Jìnjì fójîn”, llegaron hasta el reino satélite chino de Baekje en Corea. En el siglo VII, junto con incontables artefactos budistas, el rey de Baekje regaló una copia como signo de amistad al emperador de Japón.

Con la amplia cantidad de sutras que estaban descifrando por parte de los aristócratas de la era Kofun en Japón, se asumió que la versión en chino mandarín de “El sutra prohibido” (“Jìnjì fójîn”) formaba parte de la mayor colección de enseñanzas budistas. Su descubrimiento en el transcurso del estudio de los sutras principales y su blasfemo contenido casi provocó una revuelta. La cosa empeoró cuando el príncipe Shotoku declaró el budismo como la nueva religión nacional, para reemplazar al nativo sintoísmo. “El sutra prohibido” fue utilizado como excusa para no adoptar esta corrupta religión extranjera. Durante estos conflictos, los crecientes templos budistas eran incendiados y las doradas estatuas arrojadas a los ríos. Cuando el príncipe Shotoku restauró el orden, descubrió que la mayor objeción a la introducción del budismo se debía a “El sutra prohibido”. Con la fortuita llegada de un contingente de sacerdotes chinos budistas desde China, el príncipe Shotoku pudo verificar la autoridad religiosa de “El sutra prohibido”, de que no era un texto sagrado. Después de revisar la vil obra, el príncipe ordenó por edicto imperial que todas las copias fuesen quemadas, bajo pena de muerte el conservar alguna.

Ciertas sectas esotéricas de Japón vieron una gran promesa en muchos de los rituales y hechizos contenidos en la obra, y tradujeron el texto a la lengua vernácula: el japonés kobû. La versión en japonés kobû del siglo VIII, el “Butsuda Shâkya no kinki no kyôten”, evidenciaba numerosos errores de traducción debido a la falta de dominio de la lengua china por parte de los traductores. En el siglo XII, una rama budista, secreta y esotérica de la secta Shingon reinterpretó “El sutra prohibido” a partir de una copia maltrecha del siglo VI en chino mandarín. No estando interesados en tener un informe completo de las enseñanzas de Buda, los miembros de la secta eliminaron secciones enteras que consideraron censurables. En su lugar copiaron el análisis crítico de los comentaristas posteriores, omitiendo la crítica del texto. Esta versión se tituló “Shâkya kinshi kojinteki ni kyôten”, o “Kinki kyôten” para abreviar.

En 1536, la existencia del “Kinki kyôten” provocó la rebelión de Temmon Hokke entre las docenas de monasterios en el monte Hiei en la antigua capital de Kioto. Tan corrompidos estaban los monjes, viajando en bandas armadas y hostigando a oficiales, que el shôgun ordenó que los cuarenta y cinco monasterios de la montaña fuesen incendiados y destruidas todas las copias de “El sutra prohibido” y documentos relacionados.

Inevitablemente, unas pocas copias lograron escapar a las llamas gracias a nobles codiciosos, incluyendo una copia que se hallaba oculta en el Pabellón dorado, una villa noble, y que hoy es un tesoro nacional llamado Kinkaku-ji.

Desgraciadamente, un sacerdote falto de cordura incendió la estructura a finales de la década de 1940 junto con una copia de cuatrocientos años de antigüedad de “El sutra prohibido” escondido en ella. La estructura de capas de oro de 24 quilates fue reconstruida pero sin que se supiera de la presencia previa del libro. Aún puede haber fragmentos chamuscados en algún lugar entre los cimientos originales de Kinkaku-ji.

Una copia parcial de la traducción mandarina, el “Jìnjì fójîn”, se sabe que se encuentra en la Biblioteca de la Universidad de Miskatonic como parte de un donativo de Gottfried Mulder. Dos copias de la edición del siglo XII, de “El sutra prohibido”, se encuentran celosamente guardadas en las oficinas centrales de las sectas budistas Shingon y Tendai, localizadas en Kioto. En la Universidad de Tokio, se descubrió recientemente un fragmento de la versión sánscrita “Gyãnãh vikarmanah” dentro de un alijo sin catalogar de botines de guerra obtenidos en la región de Manchuria a finales de la década de 1930. Jamás fue examinado por la universidad, debido a razones políticas relacionadas con la guerra.

Otras ediciones


Hechizos

Según la edición.


Relatos

Aparece en el suplemento Secretos de Japón

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