Sconvix escribió:Has hilado muy fino y de maravilla. Aberdeen es un lugar ideal para una colonia de Profundos.
He seguido tu consejo y he ubicado la tercera parte de la campaña en Aberdeen, y he sustituido los hombres serpiente por profundos. Tiene todo el sentido.
Dr Pajowsky escribió:!Que interesante va la campaña! ¿Cómo habéis continuado? Tengo la campaña y nunca he sabido como abordarla, ya veo que no era el único que veía las partidas inconexas y todo un poco lioso.
Así siguió la cosa

Seguimos con la visita de los investigadores a las sesiones de "Mirando hacia el futuro" en Manchester (y no en Nueva York como lo hace la aventura original). Los jugadores que no se han integrado en el Crepusculo de plata contactaron con los árabes. Los describí con egipcios con fez (porqué en su país son adoradores del Faraón Negro, Nyarlathotep) , y que buscaban gente sin demasiadas luces o poder (todo el contrario que en Londres, donde el Crepúsculo busca gente culta y adinerada). Mientras estos se esforzaban para convencer a los egípcios que querían "conocer el futuro" como indicaba su curiosa publicidad, los otros montaban guardia al exterior de la nave donde se celebraban las sesiones. Fueron pocos días, por lo que no vieron salir a nadie y sólo detectaron a un egipcio que montaba guardia en el exterior.
Tras ser aceptados y convocados a una hora determinada, los investigadores se presentaron por la noche con puntualidad al edificio de "Mirando al Futuro". Llovía y hacía frío, por lo que gracias a sus paraguas y chuvasqueros consiguieron ocultar sus rostros a los egipcios y otros asistentes con facilidad. La nave estaba llena y al cabo de unos minutos se abrió la única puerta del escenario y aparecieron varias personas: un egipcio de rostro compungido (sabe que va a viajar en el tiempo), dos individuos ataviados con túnica y capucha con bastones ceremoniales, y tras estos un lugubre y misterioso egípcio, bastante delgado y con manos largas y casi esqueléticas: Lostalus Black.
Cuando Black empezó a hablar su voz captó la atención de todos los asistentes, que quedaron absortos y en silencio escuchando la hipnótica voz del avatar de Nyarlathotep. Los dos acompañantes se hecharon atrás las capuchas con lo que los investigadores vieron el rostro de Bryan Slim y de un viejo conocido... ¡Carl Stanford!
Pronto la conversación de Lostalus Black derivó a una oración entre todos los asistentes, y que se hizo evidente para los investigadores que se trataba de un conjuro... Las palabras
¡Ong D'acta Linka! Neblod Zin, Neblod Zin! ¡Ong D'acta Linka! Yog-Sothoth! Yog-Sothoth! ¡Ong D'acta Linka! Yarl M'ten, Yarl M'ten! resonaron repetidamente contra el techo y paredes del edificio. En el último grito, los dos acompañantes impacatdon tres veces sus bastones contra el suelo del escenario y... ¡el infeliz egipcio desapareció ante los ojos de todos!
Pronto los investigadores empezaron a notar una horrible migraña (los bastones de Stanford y Slim acababan de robarles un punto de poder a todos los asistentes). Lostalus Black siguió con su letanía de palabras durante unos minutos. Al cabo de poco volvió a recitar la invocación a Yog-Sothoth, por lo que tras un destello volvió a aparecer el desdichado egipcio sobre el escenario... Aun arrodillado levanto la mano derecha donde sostenía... ¡dos relojes Casio digitales! (recordemos que estamos en 1923)
Los jugadores decidieron salir fuera del edificio y esperar a que todos salieran. A las 2:00 de la madrugada se marcharon todos los asistentes/espectadores y los investigadores se prepararon par seguir a Lostalus. El primero en salir fue Stanford con dos árabes (los investigadores consideraron que volvería a Londres) y tras él, al cabo de una media hora, Brian Slim con dos árabes más. Pero no Lostalus Black. Y cuando Slim cerró la puerta les quedó claro que no lo haría. Pese a ello, un investigador se quedó a vigilar y los otros siguieron su coche (con su vehículo). Pero las tiradas de conducir no les acompañaron y al poco tiempo les perdieron (Slim tiene una guarida cerca y con un párking de fácil y discreto acceso).
Sin muchas opciones más (y sin ganas de esperar), a la noche siguiente decidieron forzar la cerradura del edificio y entrar en la nave de "Mirando al Futuro"