Vigilia
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Revisión de 08:58 29 sep 2012
Detalle |
Título: Vigilia |
Título original: Vigilia |
Autor: Anna Morgana Alabau |
Fecha creación: |
Fecha publicación Septiembre 2012 |
Primera publicación Las mil caras de Nyarlathotep |
Colaboradores: No |
Tabla de contenidos |
Primer párrafo
Los niños jugaban en el patio pese a la lluvia
Resumen (contiene spoilers)
El protagonista teme, tras una extraña visión, estar perdiendo la cordura. Para confirmar la visión que ha tenido compra varios periódicos, buscando alguna referencia a su visión. Un anuncio de una feria que parece estar relacionado con su visión le llevará a ver la actuación del Hombre Negro.
Durante la actuación el protagonista, Carlos, sufrirá un ataque de fiebre y visiones ( con Brown Jenkin, y una vieja bruja). Días de insomnio y de visiones desembocarán en la noche en la que Carlos firmará el libro de Azathoth, realizando el juramente a Nyarlathotep
Inspiración
El relato está inspirado en Los sueños de la casa de la bruja, de H.P. Lovecraft. En esta historia Walter Gilman comenzará a soñar con la bruja Keziah Mason y su familiar Brown Jenkin
Detalles
El prólogo es un fragmento de Los sueños de la casa de la bruja, de H.P. Lovecraft Existía la figura inmemorial del delegado o mensajero de poderes ocultos y terribles, el <<Hombre Negro>> de los aquelarres y el <<Nyarlathotep>> del Necronomicón
Conexiones con otros relatos de Lovecraft
Vigilia está inspirado en una historia de Lovecraft, lo que nos lleva a múltiples conexiones, entre las que destacan una trama similar al relato en el que se inspira, la aparición de los mismos personajes (como Brown Jenkin) y un desenlace de la historia con grandes similitudes
Personajes principales
Fragmentos
en un trono, tan rojo como la sangre del cáliz, en el que reposaba sardónico el Hombre Negro. Su capucha carmesí estaba echada hacia atrás, dejando ver toda su cabeza, sin ningún pelo y negra como el mismísimo Mal. Por debajo de la túnica, volvían a adivinarse unas perturbadoras pezuñas oscuras, mientras a su alrededor un enjambre de locos tocaban en las flautas una inmunda melodía en la que se dejaba oír el eco de la risa de Keziah