Insecto de Shaggai (relato)

De Wiki Cthulhu juego de Rol

Detalle
Título: Insecto de Shaggai
Título original: The insects from Shaggai
Autor: Ramsey Campbell
Fecha creación: 1964
Fecha publicación Julio 2013
Primera publicación El habitante del lago y otros indeseables vecinos
Colaboradores: No

Tabla de contenidos

Primer párrafo

Tal vez sería mejor que aprovechara al máximo mis últimos horas de vida; pero de alguna manera, me siento obligado a dejar a mis amigos una declaración por escrito... aunque no vayan a creerla. Después de todo no estoy realmente deprimido, es solo que al ponerse el Sol me habré abierto las venas. Imagino la incredulidad de mis lectores, pero deben creerme si les digo que mi existencia supone un peligro para toda la humanidad. Comenzaré mi historia desde el principio.

Resumen (contiene spoilers)

El narrador, posiblemente un escritor, se registra en un hotel del centro de Brichester. Allí otro huésped le reconoce y le narra leyendas locales. Entre ellas una que hacía referencia a un aerolito que se estrelló en los bosques de Goatswood por el 1600. El lugar de la caída se convirtió en punto de reunión del conventículo local, y de sacrificios. Finalmente este culto fue desarticulado, y sus miembros ejecutados. Tras esto un joven visitó el lugar, pero regresó tras el alba, hablando sobre seres altos como un árbol, y un cono de metal con bajorrelieves. La leyenda se complementa con otras historias, personas que mueren en caminos del bosque con el rostro aterrorizado, luces que se mueven en los árboles, bandadas de grandes pájaros que no se corresponden a ningún tipo de pájaro...

El narrador decide visitar esa zona del bosque al día siguiente. El sendero se muestra opresivo, con una gran niebla. al intentar volver se encuentra con un árbol que le barre el paso. Éste árbol se rebela como un ser completamentemente diferente, al mover sus ramas directamente al narrador mientras se abría una apertura en el tronco. Huyendo del ser se internó en el bosque, hasta parar a tomar descanso temeroso que cualquier otro árbol en la niebla fuera otro ser. Allí quedó dormido, y al despertar vio que el Sol se estaba poniendo. Al intentar salir de la floresta, acaba en el claro con el cono de metálico de unos treinta pies de altura. En el mismo claro hay un piedra rectangular, con manchas frescas. El narrador usa los últimos minutos de luz en inspeccionar los bajorrelieves del cono, en los que se observan unos insectos ajenos a este planeta que usaban instrumentos para someter a seres similares al árbol que le había atacado.

Al abrirse la apertura de la trampilla superior aparecen varios seres insectoides batiendo sus alas, dirigidos directamente al narrador, directos a su rostro. Sin embargo no se produce el choque, sino que el ser se introduce dentro del cráneo del narrador. La criatura comienza a verter sus recuerdos en el narrador, que recuerda en primera persona su existencia en Shaggai. De esta manera el narrador es partícipe de la vida habitual del parásito, conocedor de la adoración de un ser vivo en diferentes templos, y que aunque estaba presente en cada centro era el mismo en todos. El apetito por la tortura de otras especies como forma de entretenimiento, la búsqueda de horrores de otros planetas sólo por placer, la existencia de colonias en planetas diferentes a su planeta natal, y finamente el desastre que supuso la destrucción del Shaggai. Sólo aquellos insectos que estaban en los templos sobrevivieron, y finalmente teletrasportaron el templo al planeta habitado más cercano. Este planeta era habitado por los seres con forma de árbol que habían sido subyugados como esclavos. De Xiclotl viajaron a otros planetas, algunos huyendo temerosos de sus habitantes, de otros tras enfrentarse a sus pobladores originales. Finalmente llegaron a la Tierra, donde la ´materialización imperfecto provocó que la mayor parte del templo quedara bajo tierra.

Los recuerdos del parásito le muestran que inicialmente corrompían a los humanos por diversión, aunque pronto llegaron a la conclusión que podían convertirse en los amos del planeta manteniendo a los humanos como fuerza de trabajo. Los habitantes locales comenzaron a no acercarse al lugar, y a la vez, algún desconocido efecto de la tierra les impedía viajar largas distancias o teletransportárse de nuevo. Sólo podrían usar a los esclavos de Xiclotl para atraer nuevas víctimas.

Tras todas estas revelaciones, el parásito decide mostrar al narrador la última revelación. Darle a conocer la revelación suprema. En la nueva visión el insecto se unía a una procesión ritual que descendía a las regiones inferiores del templo. Durante el descenso los insectos se postraron ante una figura que representaba a su dios Azathoth. Los sacerdotes se aproximaron a una última puerta, seguidos por la procesión. Al elevarse la media luna, el hierofante acarició con sus zarcillos una protuberancia del panel y abrió el portal sin vacilar.

El narrador vuelve a encontrarse en el bosque, tumbado en la hierba. No hay rastro de ningún otro ser, y se encuentra seguro que el parásito ha abandonado su cerebro. Pensando que está libre de cualquier influencia en su cerebro, el narrador decide entrar en el cono y averiguar que se oculta tras esa última puerta. Entra en el cono, empieza a descender. Recorre diferentes salas, encontrándose con momias de las diferentes especies que los insectos han esclavizado, las celdas donde se encuentran los esclavos de Xiclotl, y finalmente el altar donde se encuentra la efigie de Azathoth. Abrió el portal, vislumbrando un fragmento de Azathoth. Imagen que perseguirá al narrador durante el resto de sus pesadillas.

El narrador, tras vislumbrar a Azathoth abandona el templo. Se interna en el bosque donde es perseguido por los seres de Xiclotl. No llega a regresar al hotel. Ahora siente como su huésped se arrastra en su cerebro, es consciente de sus impulsos de llevar víctimas para llevarlas al cono. El único medio de evitar la voluntad de los insectos es acabar con su propia vida.


Fragmentos

  • Los insectos de Shaggai (Ramsey Campbell)

Aunque volaron a una gran velocidad fui capaz, gracias al aumento de la percepción que causa el terror, pude vislumbrar más detalles de los que hubiera deseado. Aquellos enormes ojos sin parpados que miraban con odio en mi dirección, los tentáculos articulados que parecían retorcerse en cósmicos ritmos desde sus cabezas, las diez patas, cubiertas con tentáculos negros y brillantes, plegadas bajo sus pálidas panzas, y sus semicirculares alas nervadas cubiertas de escamas triangulares -nada de esto sirve para expresar el horror desgarrador de aquella forma que se precipitó en mi dirección. Vi las tres bocas de la criatura moverse húmedamente , y entonces ya lo tenía sobre mi.

Una especie de insectos -cuyas características la señalaban como ajena a este planeta- aparecía con frecuencia. A menudo estos seres portaban proyectores cilíndricos que parecían desintegrar todo lo que entraba en la trayectoria de sus haces. Otro instrumento, un cristal cúbico emisor de un campo lanceolado, era empleado para someter a los iguales de esos seres ovocéfalos del bosque; usados al parecer, como mano de obra forzada

aunque el objeto debía ser tan alto como un árbol, no era tal cosa en absoluto... y que además se movía hacia él''

  • Ser de Xiclotl

aunque el objeto debía ser tan alto como un árbol, no era tal cosa en absoluto... y que además se movía hacia él [...] A punto estuve de chocar con lo que tomé por un árbol gris metálico. Pequeño en comparación con el resto, mediría unos cinco pies de altura y poseía ramas cilíndricas muy gruesas. Cerca del suelo el tronco se dividía en dos cilindros cuya parte inferior se subdividía a su vez en seis extensiones circulares planas. Podía tratarse de una distorsión natural, lo cual explicaría también la extraña disposición circular de las ramas alrededor del tronco; pero no pude hallar explicación racional para el hecho de que las ramas más próximas se extendieran súbita y ávidamente en mi dirección, y que del extremo de lo que tomara por el tronco surgiera un óvalo sin rastros, mostrando un bostezante orificio en lo alto.


era una estatua acuclillada de unos veinte pies de altura; una figura pavorososamente detallada que no guardaba semejanza con nada remotamente humanoide -según la información inyecta al punto en mi mente aquel objeto representaba al dios Azathoth... tal y como era antes de su exilio [...] vislumbré, a través de la rendija, algo fangoso inundando el corredor: una masa de un gris enfermizo que se expandía y ondulaba, aagitándose y fulgurando como millones de partículas en suspensión; pero fue solo un atisbo

Comentarios

la inspiración de este relato puede ser un sueño que Lovecraft refiere por carta a Robert H. Barlow el 11 de Mayo de 1935:

Eran pequeños y ágiles, y parecían capaces de perforar mi cráneo y entrar en mi cerebro como si no estuvieran constituidos por una sustancia estrictamente material.

El almanaque de 1980 de la revista Creepy, incluye un relato de Josep Maria Beá (Araña de hielo) basado en la mima idea:

Llevo en el interior de mi cabeza una araña tan grande como mi estúpido cerebro

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