La ciudad al borde del tiempo
De Wiki Cthulhu juego de Rol
Detalle |
Título: La ciudad al borde del tiempo |
Título original: La ciudad al borde del tiempo |
Autor: Francisco José Segovia Ramos |
Fecha creación: |
Fecha publicación 2017 |
Primera publicación Ritos de Dunwich |
Colaboradores: No |
Tabla de contenidos |
Primer párrafo
Nada es lo que parece, y lo que creemos verdad no es sino una pátina leve que se deshace cuando el otro lado se desvela en toda su malévola enormidad. No, este mundo no está hecho para los pacíficos de espíritu, ni para los poetas, ni siquiera para la razón. Todo eso lo descubrí a mi pesar hará casi nueva meses, cuando viajaba a través de las montañas del noreste del país.
Resumen (contiene spoilers)
El narrador y su mujer (Elena), como recién casados, se encuentran en un viaje en coche. Recorren zonas agrestes, pequeños pueblos y paisajes pocos visitados en un viaje en coche. Elena toma un desvío de la carretera, en el que el GPS no señala ningún núcleo urbano; esperando descubrir algún paraje casi virgen de la civilización. Tras recorrer una cantidad desconocida de kilómetros, ya que el GPS dejó de funcionar por falta de señal, llegan a un pequeño puente, y más allá unos tejados. Tras recorrer el puente, un cartel casi oculto por la maleza les informa del nombre de la población, Dunwich.
Al llegar a Dunwich se desata una gran tormenta, que les obliga a buscar refugio en la población. Encuentran una taberna, donde toman un café y preguntan si hay algún hostal o pensión. El dueño de la taberna les dirige a la pensión del alcalde de Dunwich. El alcalde y posadero se presenta como, Richard Dick y les ofrece una habitación. Aconsejándoles regresar a la taberna para cenar. Durante la cena en la taberna, ambos perderán la consciencia.
El narrador se despierta pasadas bastantes horas en la posada, aunque Elena ha desaparecido. Tampoco encuentra al posadero-alcade, a Richrad Dick. El narrador inicia una búsqueda casa a casa, aunque todas las edificaciones están deshabitadas. Finalmente alguien le responde tras una puerta entornada, dirigiendole a una casona, junto al río.
El narrador se dirigirá a esa gran casa en coche, abandonando el vehículo cuando el camino deja de ser transitable. Armado con una rama se adentra en la casa, descubriendo que hay habitaciones sin luz, y una desagradable olor. Mientras busca a Elena, descubre varios cuadros, entre los que destacan Liviana Watheley, y Arthur Watheley... quizás el padre abuelo del actual alcalde por su parecido. Finalmente encuentra a Elena, medio inconsciente. La mujer está traumatizada, solo susurra No quiero verlo cuando su marido comienza a sacarla de la casona. Antes de salir el narrador noquear a dos hombres de aspecto sombrío.
Cuando el narrador está alejándose de la casona, acercándose al vehículo con su mujer a rastras; observa algo. De las cavernas situadas justo encima de la casona, observa una forma globosa, parecida a un sapo gigante, apoyada en cuatro extremidades. Este vuelve a refugiarse en una de las cuevas, después de emitir un gorgoteo animal. También observa a los dos hombres que había noqueado salir del edificio, e iniciar una persecución contra el narrador y Elena. Pero tras accelerar, abandonan las casas medio derruidas y regresando finalmente a la civilización.
Ahora ya casi hace nueve meses de aquello. La policía se negó a realizar ninguna acción, afirmando que Dunwich no existía. El narrador ha intentado regresar a la población de Dunwich, acompañado por agentes; pero sin importar las búsquedas que realiza, la población parece no haber existido nunca. Elena, de mientras, se encuentra ida. Solo murmura algo ajena a cuanto le rodea. De hecho el propio narrador comienza a dudar que Dunwich realmente haya asistido. Por fortuna Elena está embarazada, y casi hace nueve meses de ello.
Inspiración
El relato se produce en Dunwich.
Detalles
Conexiones con otros relatos de Lovecraft
Personajes principales
Fragmentos
- Referencia a Dunwich
-Dunwich no existe, señor -me dijo el feje de la policía-. No existe ninguna ciudad , ni población, por pequeña que sea, que se llame así