San Borondón, 1865

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Detalle
Título: San Borondón, 1865
Título original: San Borondón, 1865
Autor: Joaquín Fernand
Fecha creación:
Fecha publicación Diciembre 2014
Primera publicación Donde reside el horror
Colaboradores: No

Tabla de contenidos

Primer párrafo

En el año 1979 la isla canaria de La Gomera recibió en sus costas occidentales un legajo imposible al que nadie presto atención. En sus orillas aparecieron, un día de mayo, ciento veintitrés cuartillas de papel manuscritas que flotaban sin destinos mecidas por las corrientes marinas, unos papeles de lectura prácticamente imposible porque su tinta, lamida por el vaivén de las aguas se había corrido, dibujando formas extrañas cuando no se había ausentado por completo de las hojas. Este legajo de papeles errantes en absoluto fue noticia popular ni interesó a nadie debido a la vasta dispersión de los mismos -extraña por no seguir el patrón habitual de movimientos de las aguas- y la imposibilidad de extraer de ellos más que palabras o frases sueltas en el mejor de los casos, información inconexa que veía a no contar nada. Lo más curioso, y por ello llamó la atención de los pocos que hicieron el esfuerzo de recogerlas, fue que el papel tenía aspecto de ser francamente antiguo, una especie de pliego descompuesto por la acción de los elementos que nadie había visto anteriormente.

Resumen (contiene spoilers)

En la isla de la Gomera, en Las Canarias, llegan una serie de papeles, la mayor parte de ellos con la tinta corrida. Los papeles trataban sobre la isla de San Borondón, una isla cartografiada, pero que parece cambiar de posición o desaparecer bajo unas reglas que nadie ha descifrado. Los papeles son llevados a una bruja de la isla, cuyas revelaciones mientras está en contacto con los papeles serán transcritas.

Los papeles fueron escritos por una persona oriunda de Córdoba, que se enroló como marinero. Tras varios largos viajes acabó tomando como residencia las Islas Canarias en donde comenzó a recuperarse de un accidente. Unos maderos del velamen se cayeron sobre sus piernas, postrandolo a la cama. Incluso, una vez recuperado, no pudo volver a enrolarse en un barco. Podía caminar, pero no correr por la deformidad que tenía ahora en sus huesos soldados tras varias fracturas. A pesar de ellos mantuvo su interés en el mar, llegando a ser un gran conocedor de los relatos orales contados en la isla sobre la isla de San Borondón. Una isla que aparecía y desaparecía a voluntad.

Su conocimiento sobre San Borondón llegaron a oídos de un adinerado ingles, Edward Harvey. Éste era una persona con estudios de botánica, física, mineralogía que planeaba buscar y localizar la isla. Las historias conocidas por el protagonista fueron muy útiles, y finalmente se preparó el barco para la expedición. Y en contra de sentido común, Edward acabó aceptando al narrador como tripulante a pesar de su malformación. Estaría en el barco como traductor de Edward.

La expedición amenazaba con fracasar, fruto de un mar encrespado, rumores de los marineros y la perdida de alimentos y agua por una fuerte tormenta. Pero entonces se vio una lista con dos grandes cordilleras que se perdían en unas nubes que ocultaban su interior. Habían localizado San Barondón. El valle que formaba las dos grandes cordilleras resultó ser un volcán, y la isla mostraba señales de haber sido habitada. Habían ruinas y al menos una talla colosal. El grito de una bestia les informó además que la isla tenía vida animal en su interior. En la isla los marineros se aprovisionaron de unas tortugas con caparazón liso y pata de insecto.

Mientras el narrador explora la isla con un grupo de marineros, son atacados por unos aves que parecían avestruces pequeños. Varios marineros cayeron presa de sus picotazos, y las pistolas eran inofensivas por el gran número de las aves. El narrador se esconde en una red de túneles, en la que acaba encontrándose con el propio Edward y otro grupo de supervivientes. Al fondo de una cima descubrirán a un gran ser, Ghatanothoa. El narrador conseguirá que Edward decida abandonar la isla, a pesar de que no haber conseguido localizar la posición exacta a causa de la continuas nubes que cubren el cielo y evitan posicionar las estrellas.

Durante el viaje de vuelta, el narrador leerá el diario de Edward. Descubrirá que éste ha sido alterado, ocultando la presencia de Ghatanothoa y nombrado la isla como "mi isla". El narrador será lanzado al mar, mientras se enzarza con los secuaces de Edward.

La transcripción de las notas tomadas a la bruja mientras hablaba, formaron el texto titulado "San Borondón, 1865".

Inspiración

Detalles

El prólogo es:

El hombre que conoce la verdad está más allá del bien y del mal. El hombre que conoce la verdad ha comprendido que la ilusión es la realidad única y que la sustancia es la gran impostora

H.P. Lovecraft

Conexiones con otros relatos de H.P. Lovecraft

Ghatanothoa es un ser que aparece en Reliquia de un mundo olvidado, obra de H.P. Lovecraft y Hazel Heald


Personajes principales

Fragmentos

Había sido adorado en tiempos y lugares recónditos e intentado destruir sin éxito. Se lo había encerrado bajo una colosal fortificació nen una isla del Pacífico, donde siempre había habitado [...] Se lo quizo sepultar en su isla, pero Ghatanothoa había escapado de allí y ahora poblaba San Borondón, la octava isla canaria

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