A propósito de Abdul Alhazred, 723

De Wiki Cthulhu juego de Rol

Revisión a fecha de 20:10 29 jun 2024; Sectario (Discutir | contribuciones)
(dif) ← Revisión anterior | Ver revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Detalle
Título: A propósito de Abdul Alhazred, 723
Título original: A propósito de Abdul Alhazred, 723
Autor: Álvaro Aparicio
Fecha creación:
Fecha publicación A propósito de Lovecraft
Primera publicación
Colaboradores: No

Tabla de contenidos

Primer párrafo

Cuatro veces he contado esta historia, y las cuatro veces sentí el deseo de no haberlo hecho. Si regreso a ella por quinta vez, es por el aprecio y el respeto que profeso. Pero ten cuidado, te advierto... no termines la noche en tu jergón escuchando aquello que yo no te he contado, viendo aquello que no te he mostrado, sintiendo aquello que responsablemente te he ocultado, solo porque tu mente ha traspasado una frontera de incredulidad que considerabas inexpugnable. Contén tus pensamientos; el descenso será largo.

Resumen (contiene spoilers)

Harún al-Qafgar recibe una carta de Abdul Alhazred, donde le pide que acuda a Rub al-Jali. Una tierra al en el desierto, al sur de de la península ibérica. Algo nefando ha ocurrido en esa tierra de djinns y Abdul cree que no podrá su resistir su influencia.

Harún al-Qafgar, acompañado de Ashas al-Nasir (el narrador) y un jefe de la guardia abandonan Damasco. Estando en un oasis coincidieron con una tribu de beduinos que llevaban a un condenado a muerte por el rey beduino. La prisionera era una mujer y decía saber dónde se encontraba Irem. Harún al-Qafgar compró a la prisionera, con la promesa que cumpliría la pena de muerte. Tras cinco noches retomaron su viaje en el mar de dunas jasta Irem.

Al llegar a Irem, el jefe de la guardia degollo a la prisionera, aunque Ashas al-Nasir intento evitarlo. El jefe de la guardia se adelanta, cansado de la lentitud de Harún al-Qafgar y Ashas al-Nasir, encontrando un túnel excavado, de manera posterior al desplome de la ciudad. Descienden a unos 130 metros bajo las arenas del desierto Rub al-Jali.

Mientras se adentran en Irem van encontrándose con otros tres sabios: Dukum, del Imperio búlgaro, con Zabarac, médico brujo del país de los negros (el Imperio de Ghana) y con Wang Youlan, de la dinastía Tang.

Finalmente se encuentran con Abdul Alhazed, un hombre de túnica y turbante blanco, barba negra, piel cobriza y no más de treinta años. Abdul les avisa que han de tener cuidado con lo que dicen, ya que hoy "está detrás de mi". Al forzar la vista, Ashas al-Nasir grita al ver un rostro cadavérico devolviéndole mirada. Al-Qafgar lo hecha tras abofetearle, por lo que Nasir regresa con el guardia que estaba haciendo de guardaespaldas. Ashas al-Nasir estará varias días explorando Irem. Una noche descubrirá que el suelo vibra imperceptiblemente. Y otro día despertara al descubrir una figura armada con una rama nudosa golpeado en la cabeza del guardaespaldas. Luego arrastrará al cuerpo para dejar la cabeza sobre más ascuas avivadas por el viento. Ashas al-Nasir cae en la cuenta que la figura es la beduina que había sido degollada por el guardia. Tras ello sale corriendo hasta la sala donde los cuatro sabios están discutiendo con Abdul, cayendo luego inconsciente.

Allí pasó varios días. Los sabios no estaban preocupados por el espíritu de la beduina degollada, no por los camellos que ya no tenían cuidados. Pasaban los días dibujando en las paredes símbolos arcanos y jaulas esotéricas con un canto afilado. La monotonía diaria de cavilaciones se rompe cuando el búlgaro, Dukum ,afirma que hablara directamente con la entidad.

Tras ello recoge varios pergaminos y con una antorcha se adentra en una galería. Cuando regresa informa que ha estado en una sala que parecía devorar el ruido, y no puede aclarar nada sobre la entidad. Finalmente los otros sabios, exceptuando Abdul Alhazed, recorren la misma galería que Dukum. Los sabios estaban eufóricos de hablar con una entidad extraterrenal de saber ilimitado, y a la vez en pánico ante la posibilidad contaminando el subsuelo de Rub al-Jali, luego Damasco y luego ciudad tras ciudad. Por lo que deciden que la han de contener a su estado original. Los tres sabios discrepan sobre el motivo por el que la entidad no los mata, mientras Abdul toma notas. Los tres sabios seguirán yendo a la sala de la entidad en diferentes días, mientras Ashas al-Nasir llega a la conclusión que los camellos han fallecido, y que ya no queda suficiente comida para el viaje de vuelta.


Comentarios

Abdul Alhazred es el autor del Necronomicón


Fragmentos

Foro discusión