Salón de Billares de Penn

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Lugar

Nombre: Salón de Billares de Penn

Situación: Kingsport

Tipo: Edificio/Local

Pronunciación: -

Tabla de contenidos

1 Descripción
2 Más información
3 Relatos
4 enlaces

Descripción

Este es uno de los lugares más sórdidos de Kingsport. La clientela del Salón (y taberna) de Billares de Penn está compuesta por portugueses, italianos y algunos de los yanquis de peor calaña. Dentro hay numerosas mesas y cabinas, cuatro mesas de billar, una diana para dardos y un bar con existentes irregulares. Harry Penn un cincuentón sudoroso y corpulento es el propietario y a menudo hace de camarero. Es taciturno y sospecha de todos, y está perpetuamente preocupado porque algún dia los polis de Kingsport decidan cerrarle el negocio. El Salón está abierto de las 4p.m. a las 2 a.m. de lunes a sábado.

Si algún investigador menciona al Viejo terrible o al Capitán Richard Hold mientras se encuentra en el establecimiento, deberá hacer una tirada de Suerte. Si tiene éxito no hay encuentro. Si falla la tirada, 1D4+1 clientes de mala catadura se acercan al grupo y le preguntan al investigador que interés tiene el Richard Holt (El viejo terrible). Si el investigador falla en hacer una tirada de Charlatanería el grupo al completo se verá metido en una pelea. Si tienen éxito, los matones inmigrantes relatan la historia de sus compañeros que intentaron robar al viejo en 1918. Los cuerpos de los matones aparecieron en la playa, presentaban cortes producidos por alfanjes y parecían pisoteados por pies embutidos en botas. Pese a eso, dos o tres de esos matones todavía están dispuestoa a intentar robar al viejo sus doblones de oro.

Más información

Relatos

El terrible anciano (H.P. Lovecraft)

Fue la idea de Ángelo Ricci, Joe Czanek y Manuel Silva hacer una visita al Terrible Anciano. El anciano vive a solas en una casa muy antigua de Walter Street próxima al mar, y se le conoce por ser un hombre extraordinariamente rico a la vez que por tener una salud extremadamente delicada... lo cual constituye un atractivo señuelo para hombres de la profesión de los señores Ricci, Czanek y Silva, pues su profesión era nada menos digno que el latrocinio de lo ajeno.