Corrompido por Yig
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No duda en dar rienda suelta a su ira contra aquellos que dañen a sus hijos, las serpientes. Es implacable a la hora de impartir una maldición: después de meses de tortura y locura, la víctima acabará convertida en una serpiente moteada... Un ser con el coeficiente intelectual de un lagarto. Sin embargo si la persona que ha provocado la maldición es una mujer, [[Yig]] se manifestará como un avatar normalmente forma humana con alguna característica reptiliana, como Quetzalcoatl, una Apophys o una gigantesca serpiente valusiana. Tendrá descendencia con esta mujer, que posiblemente morirá después de dar a luz a un [[Corrompido por Yig]]. | No duda en dar rienda suelta a su ira contra aquellos que dañen a sus hijos, las serpientes. Es implacable a la hora de impartir una maldición: después de meses de tortura y locura, la víctima acabará convertida en una serpiente moteada... Un ser con el coeficiente intelectual de un lagarto. Sin embargo si la persona que ha provocado la maldición es una mujer, [[Yig]] se manifestará como un avatar normalmente forma humana con alguna característica reptiliana, como Quetzalcoatl, una Apophys o una gigantesca serpiente valusiana. Tendrá descendencia con esta mujer, que posiblemente morirá después de dar a luz a un [[Corrompido por Yig]]. | ||
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| - | Incluso así las mutaciones son frecuentes, la mayor parte de los [[Corrompido por Yig]] aparecen como una impía fusión entre humanos y serpientes. Tienden a ser delgados, con extremidades largas, piel escamosa, manos con dedos acabadas en garras, caras alargadas con ojos reptilianos privados de emoción, chatos de nariz, sin orejas visibles (sólo el agujero auditivo), y una boca grande con una lengua bífida que se puede extender lo suficiente como para limpiar sus propios ojos. Sus órganos son casi humanos, pero tienen algunas características reptilianas, como un corazón central, un aparato tracto digestivo flexible que les permite tragar grandes trozos de carne, no poseen vejiga (los riñones están conectados directamente con los | + | Incluso así las mutaciones son frecuentes, la mayor parte de los [[Corrompido por Yig]] aparecen como una impía fusión entre humanos y serpientes. Tienden a ser delgados, con extremidades largas, piel escamosa, manos con dedos acabadas en garras, caras alargadas con ojos reptilianos privados de emoción, chatos de nariz, sin orejas visibles (sólo el agujero auditivo), y una boca grande con una lengua bífida que se puede extender lo suficiente como para limpiar sus propios ojos. Sus órganos son casi humanos, pero tienen algunas características reptilianas, como un corazón central, un aparato tracto digestivo flexible que les permite tragar grandes trozos de carne, no poseen vejiga (los riñones están conectados directamente con los intestinos), un órgano Jacobson en la boca, poderosos fluidos digestivos que les permiten digerir incluso huesos. Pueden aparentar ser humanos, pero incluso así el embarazo supone un grave peligro para la madre. |
La mayor parte de los [[Corrompido por Yig]] se encuentran repartidos por todo el mundo. Muchos de ellos viven en los estratos más oscuros de nuestra sociedad y son completamente inconscientes de su verdadera naturaleza | La mayor parte de los [[Corrompido por Yig]] se encuentran repartidos por todo el mundo. Muchos de ellos viven en los estratos más oscuros de nuestra sociedad y son completamente inconscientes de su verdadera naturaleza | ||
Revisión de 23:20 11 mar 2013
Descripción
Los Corrompidos por Yig son unas aberrantes criaturas por cuyas venas corren sangre infectadas por la maldición de Yig, el Padre de todas las Serpientes.
Yig es un Primigenio, que como Dagón está conectado con Cthulhu. Pero su pueblo, los Valusianos, desaparecieron hace mucho tiempo. Yig parece ser el origen de todos los cultos a las serpientes que han existido en el mundo. Es un ser cruel, pero benevolente con aquellos que le sirven.
No duda en dar rienda suelta a su ira contra aquellos que dañen a sus hijos, las serpientes. Es implacable a la hora de impartir una maldición: después de meses de tortura y locura, la víctima acabará convertida en una serpiente moteada... Un ser con el coeficiente intelectual de un lagarto. Sin embargo si la persona que ha provocado la maldición es una mujer, Yig se manifestará como un avatar normalmente forma humana con alguna característica reptiliana, como Quetzalcoatl, una Apophys o una gigantesca serpiente valusiana. Tendrá descendencia con esta mujer, que posiblemente morirá después de dar a luz a un Corrompido por Yig.
A diferencia de Dagón, la sangre del Padre de la Serpientes no es completamente compatible con la sangre humana. Sólo el 35% de los descendientes sobreviven hasta la edad adulta. Pero estos agraciados son capaces de reproducirse y engendrar otros Corrompido por Yig. Las sucesivas generaciones serán menos deformes que sus progenitores. Por alguna razón la sangre Nazzadi es más compatible, y los Corrompido por Yig nacidos de madre Nazzadi llegan a la edad adulta en un 55% de posibilidades.
Incluso así las mutaciones son frecuentes, la mayor parte de los Corrompido por Yig aparecen como una impía fusión entre humanos y serpientes. Tienden a ser delgados, con extremidades largas, piel escamosa, manos con dedos acabadas en garras, caras alargadas con ojos reptilianos privados de emoción, chatos de nariz, sin orejas visibles (sólo el agujero auditivo), y una boca grande con una lengua bífida que se puede extender lo suficiente como para limpiar sus propios ojos. Sus órganos son casi humanos, pero tienen algunas características reptilianas, como un corazón central, un aparato tracto digestivo flexible que les permite tragar grandes trozos de carne, no poseen vejiga (los riñones están conectados directamente con los intestinos), un órgano Jacobson en la boca, poderosos fluidos digestivos que les permiten digerir incluso huesos. Pueden aparentar ser humanos, pero incluso así el embarazo supone un grave peligro para la madre.
La mayor parte de los Corrompido por Yig se encuentran repartidos por todo el mundo. Muchos de ellos viven en los estratos más oscuros de nuestra sociedad y son completamente inconscientes de su verdadera naturaleza
