El rostro en el desierto

De Wiki Cthulhu juego de Rol

Detalle
Título: El rostro en el desierto
Título original: The face in the desert
Autor: Ramsey Campbell
Fecha creación: 1965
Fecha publicación Julio 2013
Primera publicación El habitante del lago y otros indeseables vecinos
Colaboradores: No

Tabla de contenidos

Primer párrafo

Con independencia de lo que el lector crea conocer sobre el impío Necronomicón y su no menos impío autor, debe saber que el árabe demente Abdul Alhazred, que murió despedazado por demonios invisibles ante testigos, no pudo haber sido totalmente humano; pues esa ciencia execrable no puede ser fruto de la mente de uno de nuestros congéneres. Su cuerpo enjuto debió ser poseído en algún momento por una entidad de allende el espacio y el tiempo; y estoy convencido de que podría redactar para su publicación, si me atreviera a ello-, un informe sobre cómo debió ocurrir ese monstruo desplazamiento de su espíritu.

Resumen (contiene spoilers)

La historia nos sitúa en Arabia, en 1930. El narrador se encuentra en un viaje de placer por Oriente, evitando ciudades y recorriendo desiertos. Un anciano le informa de la existencia de una región del desierto donde se decía que se encuentra las ruinas de Irem, y donde Abdul Alhazred compuso sus versos. El narrador decide visitar esa región del desierto, pese a ser siempre evitada por rutas y gente de la región.

La región en particular mostraba al narrador un aspecto diferente a otros desiertos, un sol de tono cobrizo y un cielo que se oscurecía de forma anormal. Tras un largo recorrido encuentra un gran anillo de pilares, que resultan ser estatuas de gran dureza y antigüedad. Se trataban de doce pilares de seis pies de alto. Dos de ellos sin trabajar, mientras los otros mostraban formas de seres que no podían ser de este planeta. Sólo una de ella, el último pilar, muestra el rostro de un árabe crispado por el pánico. A los pies de cada pilar se encuentra una escritura tallada dentro de la piedra, con unos glifos desconocido pero que el narrador puede leer. Todas los glifos inscritos están incompletos, aunque el narrador tiene la sensación de que no es porque estén desgastados sino más bien porque aún no ha llegado el momento de ser leídos.

Sólo en una de los pilares sin rostro el texto está completo, y es leído en voz alta por el narrador usando algún residuo de memoria racial que él mismo desconoce. Mientras va leyendo el texto la estatua va variando, adoptando el rostro del narrador que por fortuna detiene el recitar de los glifos antes de finalizar la lectura de la inscripción. El narrador acaba deduciendo que los efígies contienen larvas que se apoderan de aquellos que invocan los versos de cada pilar, desplazando la mente original por otra. Abdhul habría sido el último ser desplazado, y la mente invasora la autora del Necronomicón. El resto de efigies corresponderían a miembros de especies prehumanas, cuyas mentes también fueran desplazadas.

Fragmentos

hacia el Ese, me informó el anciano, se extendía otro vacío de arena donde se decía que dormitaban las ruinas de la embrujada Irem, entre las que Abdul Alhazred soñó mórbidamente antes de componer sus infames versos. Se sabe, sin embargo, que el poeta loco había viajado en otra dirección antes de hollar la ciudad de los pilares

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