Innsmouth

De Wiki Cthulhu juego de Rol

Lugar
Nombre: Innsmouth
Situación: Massachusetts
Tipo: Ciudad
Pronunciación: -

Tabla de contenidos

Historia

La ciudad fue fundada en 1643. Se estima una población actual de 556 habitantes. Los primeros en colonizar la región fueron miembros de las familias Hogg, Eliot, Marsh y Martin, de la cercana Newbury. En 1678 Thomas Martin abrió unos astilleros, industria que logró mantenerse gracias al cada vez más próspero comercio del bacalao. Poco después se abrieron nuevos astilleros, no tardando en llegar la prosperidad a la ciudad.

La primera travesía a Las Antillas tuvo lugar en 1662, y fue seguida con los años por un comercio en continua expansión con las Indias Orientales, el Pacífico Sur y China. Los primeros comerciantes tuvieron en el contrabando su único recurso para evitar verse afectados por las disposiciones de las Leyes de Comercio británicas, cada vez más restrictivas. Los cargamentos ilegales eran descargados lejos de la costa y escondidos posteriormente en la ciudad mediante un complejo de cuevas marinas y túneles excavados que había bajo ésta. Se supone que algunos de estos túneles, no usados hace mucho, continúan existiendo hoy en día.

En tiempos de la Revolución Americana, Innsmouth había crecido hasta convertirse en una localidad de unos 2000 habitantes, trabajando la mayoría de ellos para las industrias pesquera o del transporte marítimo. Para entonces la ciudad ya se había expandido a ambas orillas del río Manuxet, que era cruzado por un puente construido sobre el barranco cercano a la actual Main Street. En Bunker Hill, Innsmouth estuvo representada solamente por un reducido grupo de incondicionales, pero durante la mayor parte de la guerra la ciudad contribuyó con barcos y corsarios. Éstos fueron autorizados por el recién formado Segundo Congreso Continental a atacar y asaltar aquellos barcos que navegasen bajo bandera inglesa. Los corsarios firmaron unos acuerdos que les permitían conservar desde una tercera parte hasta la mitad de los botines ingleses, siendo cedido el resto al gobierno y a la causa de la Revolución.

El éxito de la Revolución Americana permitió a los comerciantes de Nueva Inglaterra tener libre acceso al mar, prosperando Innsmouth como tantos puertos similares. Pero la Guerra de 1812, a la que se oponían fuertemente muchos de los comerciantes Federalistas de Nueva Inglaterra, puso fin a esa prosperidad. Las pérdidas de barcos y hombres fueron atroces, y para el final del conflicto Innsmouth había quedado paralizada, debido tanto a la escasez de navíos como a la de mano de obra. Algunas de las familias más prósperas de la ciudad habían quedado arruinadas como consecuencia de las pérdidas sufridas en el transcurso de la guerra. Una serie de desafortunados desastres marítimos durante las siguientes décadas sirvió para frenar aún más el crecimiento de la ciudad. El último de los navíos mercantes de Innsmouth hizo su último puerto de escala a mediados del s. XIX.

Para entonces los intereses de la ciudad ya habían girado hacia la industria, estimulada en parte por la Refinería de oro Marsh, situada en la ribera del Manuxet. Pero la Revolución Industrial nunca llegó a impulsarse en Innsmouth, y el declive de la industria pesquera vino a añadirse a sus desgracias. En 1846 la ciudad fue asolada por una epidemia, que se cree llegó a bordo de un barco que regresaba del Pacífico Sur. Se sabe poco acerca del incidente, aparte de que finalmente hubo disturbios que causaron la muerte a docenas de personas. Al llegar la Guerra Civil. Innsmouth se encontraba en plena decadencia, y el número de casas deshabitadas era ya digno de mención.

Hoy en día Innsmouth es una ciudad costera medio abandonada y olvidada por el tiempo, una simple sombra de lo que fue. La mayoría de sus habitantes forman parte de antiguas estirpes, y están unidos a la tierra por el tiempo y la tradición.

La verdadera historia de Innsmouth

La verdadera historia de Innsmouth es conocida solamente por sus habitantes y unos cuantos forasteros. Hay rumores imprecisos que circulan por las localidades vecinas, y secretos terribles que son susurrados al lado de las chimeneas, pero nadie se imagina la verdad. La historia secreta de Innsmouth comienza en 1820, cuando una isla inexplorada al este de Otaheite (Tahití) es descubierta por el joven Capitán Obed Marsh, que se hallaba de viaje rumbo a China. Allí encontró una tribu de isleños, arreglándoselas para comerciar con ellos con el fin de obtener las extraordinarias joyas de aleación de oro que llevaban puestas. El Capitán Marsh sintió curiosidad por el origen de éstas (al resultar evidente que se encontraban más allá de de la capacidad de manufactura de los nativos), respondiéndole el jefe Walakea que les habían sido entregadas por los "dioses del mar," y que su gente podía conseguir todas las que quisiera.

Marsh nunca llegó a ver a los terribles dioses del mar de aquellos isleños, pero fue llevado por éstos a una isla cercana; una pequeña porción de tierra que, según afirmaban los nativos, había surgido desde el fondo del mar. Las ruinas de piedra tallada que Marsh encontró en aquella isla no se parecían a nada de lo que hubiera visto u oído hablar con anterioridad, y no quiso discutir la afirmación de Walakea de que se trataba de partes de la ciudad de los dioses del mar. Era allí donde los isleños practicaban sus degenerados ritos, ofreciendo sacrificios humanos a sus dioses del mar a cambio de pesca abundante, buen tiempo y las joyas de oro que los propios dioses fabricaban.

Marsh dejó las islas prometiendo regresar con más abalorios de cristal de los que gustaban a Walakea, llevando en su cofre personal oro por un valor superior al del resto del cargamento del barco. En su bolsillo llevaba varios discos de metal que le habían sido entregados por Walakea. Los "Profundos," como a veces llamaban los isleños a sus dioses, vivían por todo el mundo, y si Marsh arrojaba los discos cerca de una de sus ciudades submarinas, recitando el cántico que el jefe le había enseñado, subirían a la superficie en respuesta.

El Capitán Marsh negoció en secreto durante años con los isleños, siendo capaz de cualquier cosa para ocultar a otros comerciantes el lugar donde éstos se encontraban. El poder y riqueza de la familia Marsh aumentó incluso cuando disminuía el de otras familias. Al principio las joyas se vendían tal y como eran, pero cuando fueron muchas las preguntas acerca de su origen. Marsh compró la vieja fábrica Waite y la convirtió en la Compañía Marsh. Allí las joyas eran fundidas, se separaban las impurezas, y se vendía el oro puro en el mercado. Para encubrir sus operaciones, Marsh compró también montones de menas de baja calidad, falsificando los archivos como fuera necesario para justificar los beneficios. La familia Marsh continuó prosperando.

En 1838 el Capitán viajó de nuevo hasta su lugar secreto de comercio para encontrarse con el poblado destruido. Walakea y su tribu estaban muertos. Habían sido asesinados por alguna de las tribus vecinas que, como Marsh sabía, temían y aborrecían al pueblo de Walakea. La cercana isla de los dioses del mar estaba desierta, los altares de los nativos habían sido volcados, y el suelo estaba cubierto de piedras extrañamente marcadas que mostraban símbolos parecidos a esvásticas (otro tipo de Símbolo arcano). Desesperado, el Capitán regresó a casa sin el oro con que había contado.

La ciudad daba muestras de decadencia, a pesar de los éxitos de la familia Marsh. La industria mercantil estaba prácticamente muerta, y la pesca ya no era tan buena como solía. Incluso habían cerrado sus puertas algunas de las fábricas situadas a lo largo del Manuxet.

Fue entonces cuando Obed tramó un plan desesperado para rejuvenecer Innsmouth: intentaría ponerse en contacto con los Profundos haciendo uso de los discos que Walakea le diera hace años. Obed los arrojó al agua más allá del Arrecife del Diablo, murmurando suavemente el cántico que le había enseñado el jefe de los nativos. Poco después, unas formas surgieron de entre las olas. La ciudad de los Profundos bajo el Arrecife del Diablo se llama Y'ha-nthlei

Al principio los Profundos se contentaron con comerciar a cambio de cristal y baratijas de caucho, pero no tardaron mucho en pedir algo más. Éstos, al igual que los Profundos en los Mares del Sur, querían sus sacrificios: hombres y mujeres de la ciudad de Innsmouth.


En un intento por satisfacer las exigencias de los Profundos, Marsh comenzó a minar sutilmente la fe de sus conciudadanos, predicando contra un dios que no hacía nada para ayudar a su pueblo, e insinuando que él sabía de otro más dispuesto a atender las necesidades de sus devotos. Marsh mostró el poder práctico de su religión en forma de un mayor número de bancos de peces en la zona.

Tras haber sufrido décadas de recesión, mucha gente de Innsmouth comenzó a escuchar lo que el Capitán Marsh tenía que decir. Muchos volvieron la espalda a sus antiguas iglesias, y fueron más y más los que se unieron a la nueva, fundada por Marsh y algunos de sus seguidores. Esta nueva iglesia se llamaba Orden Esotérica de Dagón. A la mayoría de los ritos asistían todos los fieles, pero algunos eran realizados en secreto con la única presencia de Marsh y sus seguidores más leales.

En ocasiones llegó a advertirse la desaparición de algún ciudadano, pero no se le dio mucha importancia. La pesca iba en aumento, especialmente para aquellos iniciados en la Orden Esotérica de Dagón. Con la ilusión de participar de aquella riqueza, muchos ciudadanos se unieron a sus amigos en el culto de la nueva fe de Obed Marsh.

La iglesia congregacionalista, con su rebaño casi desaparecido, fue la primera en cerrar sus puertas. Poco después fue seguida por la iglesia metodista. La iglesia baptista resistió más, pero tras desaparecer misteriosamente el sacerdote, los fieles se disgregaron y el edificio también fue abandonado. En pocos años, la Orden Esotérica de Dagón controló por completo el aspecto espiritual de la ciudad. A lo largo de este periodo fueron muchas las desapariciones que quedaron sin resolver, si bien comenzó a rumorearse acerca de Marsh y sus seguidores (y también de qué sería lo que hacían más allá del Arrecife del Diablo en plena noche). Aunque algunos hablaron claro acerca de las desapariciones, la mayoría estaban dispuestos a ignorarlas. Las pruebas de la existencia de crímenes eran escasas o inexistentes, y muchos no deseaban arriesgar la prosperidad de la que disfrutaban.

Pero hubo aquellos que se opusieron enérgicamente a Marsh. Matt Eliot, que fuera antiguamente segundo de abordo en el Sumatra Queen de Marsh, tenía una idea de la verdadera naturaleza del horror que se cernía sobre la ciudad. En secreto, él fue el primero en advertir a los líderes religiosos del lugar acerca de los actos blasfemos de Marsh. Tras el cierre de las iglesias Eliot se volvió más elocuente, intentando conseguir la ayuda de John Lawrence. editor del periódico Innsmouth Courier(El Correo de Innsmouth). así como de otros miembros influyentes de la logia francmasonería de Marsh. Después de eso Eliot desapareció misteriosamente. Lawrence continuó publicando en contra de Marsh pero, irónicamente, los entonces escasos francmasones faltaron al pago de su préstamo y la logia fue comprada por el antiguo Capitán, trasladándole a ella la Orden Esotérica de Dagón.

En 1842 atraídos por la abundante pesca en las costas de Innsmouth una flotilla pesquera parte de Kingsport para faenar en las costas de Innsmouth. Ninguno de estos barcos regresó a puerto. El único superviviente Danny Houghton fue encontrado agarrado a un trozo de madera. Afirmó que un temporal hizo volcar la flotilla, ahogando a todos los pescadores. Hoy en día Danny Houghton aún vive, y si se le presiona puede contar una historia muy diferente sobre la desaparición de la flotilla pesquera.

En 1846 los que temían a Obed Marsh seguían siendo más numerosos que sus seguidores. Comenzaron a extenderse sobremanera los rumores acerca de innumerables secuestros, sacrificios humanos, y otras blasfemias demasiado terribles como para ser mencionadas. Una noche, un grupo de hombres siguió a Obed y los suyos hasta el Arrecife del Diablo. El resultado fue un pequeño tiroteo que terminó con la detención del Capitán Marsh y 32 de sus seguidores, siendo todos ellos encarcelados como sospechosos de asesinato y secuestro.

Pasaron dos semanas antes de que la gente de Innsmouth sufriese el desquite de los Profundos. Saliendo en tropel del puerto y nadando corriente arriba por el Manuxet, las horribles criaturas con cabeza de rana y pez, los dioses del mar de Walakea, se vengaron de la ciudad.

Asaltando la cárcel, liberaron a Obed y sus seguidores. A esto siguieron los disturbios y el derramamiento de sangre en las calles, una violencia que sólo se detuvo cuando la mitad de los ciudadanos habían muerto o desaparecido. Las oficinas del Innsmoulh Couier fueron destruidas, y su editor no fue vuelto a ver jamás. Los representantes electos o los policías no aliados a Obed fueron hallados sin vida, o desaparecieron sin dejar rastro. Obed tenía la ciudad en su puño. Reemplazando por hombres de su elección a los funcionarios asesinados, Marsh actuó con rapidez para asegurar que los ciudadanos supervivientes no contasen lo que había sucedido. Se divulgaron historias acerca de una extraña epidemia y unos disturbios, pero éstas no contenían detalles. Los pocos supervivientes temieron ir en contra de Obed, amenazados por la cercana presencia de las horribles criaturas marinas. En los años siguientes, muchos de ellos se unieron a la Orden Esotérica de Dagón, o fueron obligados a unirse.

La fisonomía de Innsmouth

Ni siquiera Marsh sospechaba qué sería lo siguiente que los Profundos exigiesen de Innsmouth. El Capitán se sintió conmocionado cuando le dijeron que querían aparearse con los humanos de la ciudad, de la misma forma que sus parientes habían hecho con el pueblo de Walakea en el Pacífico Sur.

Intentar oponerse no tenía ningún sentido; ahora eran ellos los que tenían la ciudad en su escamoso puño. El propio Marsh fue obligado a tomar una segunda esposa; una a la que se veía muy poco en público, si es que se la llegó a ver alguna vez. Otros ciudadanos fueron forzados a emparejarse nuevamente, hecho que dio lugar a una oleada de suicidios, especialmente entre la población femenina de la ciudad. Innsmouth se convirtió en un lugar donde alguien sabio no hacía preguntas, y por las noches se quedaba encerrado en casa.

Muchos de los niños nacidos en la ciudad después de esos sucesos mostraban lo que se llamó "la marca de Innsmouth:" los ojos saltones y llorosos, la boca ancha, la piel escamada, y el modo de arrastrar los pies al andar, que delataban la herencia de la sangre de los Profundos. A la larga, los afectados llegaban a empeorar de tal manera que se les obligaba a permanecer encerrados, lejos de la vista de la gente normal. Aunque al final se anunciaba su muerte, era raro el caso en que aquella tenía lugar de verdad. En vez de morir, los afectados, transformados por completo en Profundos, se marchaban al fondo del mar para vivir junto a sus primos. Eran los Híbridos de Profundo

Durante el resto del s. XIX, las gentes de Innsmouth continuaron con sus blasfemas costumbres, unos por elección y otros por obligación, por lo que se produjeron inevitablemente nuevos nacimientos de horrores híbridos. A veces, uno de estos individuos se casaba con alguien de una de las ciudades vecinas, pareciendo normal a ojos de su nueva familia, pero condenando para siempre a los hijos y nietos de tal unión. Obed Marsh gobernó Innsmouth como un auténtico dictador, usando la Orden Esotérica de Dagón como herramienta, pero obedeciendo siempre las órdenes de sus amos los Profundos. A los vecinos se les exigía que prestasen el Primer Juramento de Dagón. Otros eran escogidos y obligados a prestar los horrorosos Segundo y Tercero. Con su gente afectada por la endogamia y la decadencia, su espíritu destruido por la opresión y el horror, sus penas ahogadas en el alcohol y el olvido, y una economía vacilante, Innsmouth comenzó a morir lentamente.

Obed Marsh murió en 1878, dejando un legado de horror y degeneración que envenenó a sus conciudadanos generación tras generación. A medida que creció el número de híbridos, los pocos vecinos humanos fueron perdiendo las ganas de resistirse, y con los años la Orden Esotérica de Dagón relajó su puño. Ya no había necesidad de una aplicación estricta.

En 1928 hubo un intervención federal en Innsmouth. La mayor parte de los habitantes de Innsmouth fueron arrestados y en el Arrecife del Diablo se exploraron grandes explosivos. La redada federal tuvo el nombre clave PUZZLEBOX, participaron el 42 Batallon Marines de base naval de Boston, el Departamento del Tesoro, y FBI. La redada duró varios días, llegando a desarrollarse una lucha abierta contra los Profundos, el lanzamiento de torpedos en la ciudad subacuática de Y'ha-nthlei. Finalmente hubieron 209 prisioneros que fueron llevados a campos de concentración militares, sin juicio y de manera oculta a la prensa.

Pocas cosas han cambiado en Innsmouth durante las últimas décadas. Su economía continúa en declive, y sus necesitados vecinos siguen aislados por culpa del maltrato al que les someten el terreno y los rumores. Las aguas cercanas al Arrecife del Diablo rebosan de bancos de peces, pero su valor se ha visto reducido por la competencia de la industria de producción en serie de Gloucester y otras ciudades. La Refinería de oro de Marsh continúa funcionando, pero solamente a una fracción de su antigua capacidad. Pocos forasteros visitan el lugar y la mayoría de los mapas y guías omiten siquiera mencionarlo. La única conexión de Innsmouth con el mundo exterior es el autobús conducido por Joe Sargent una de esas personas que tienen la Marca de Innsmouth. Muchos de los vecinos de Innsmouth disponen de servicios de gas y electricidad, pero también son muchos los que dependen de las lámparas y las chimeneas o estufas de leña. Hay servicio telefónico, pero los ciudadanos que disponen de uno propio son menos de la mitad. Para ahorrar dinero el alumbrado público se usa poco, y suele dejarse apagado las noches que hay claridad gracias a la luna. Los coches y camiones son bastante comunes, pero casi todos son viejos y están en malas condiciones. Los pescadores del lugar, con pocas excepciones, utilizan barcas de vela o de remos.

Es relativamente raro que haya visitantes en Innsmouth. Excursionistas, turistas, anticuarios y otros curiosos, paran de vez en cuando para ver la ciudad pero no suelen quedarse demasiado (y casi nunca a pasar la noche).

Relatos

¿Qué ocurrió, por ejemplo, en Innsmouth en el año 1928 para que el gobierno federal hiciese explotar grandes cargas en el Arrecife del Diablo, en la costa atlántica, cerca de esa ciudad? ¿Qué es lo que había en ese pueblo de la costa que dio lugar a la detención y consecuente desaparición de casi todos los ciudadanos? ¿Y qué lazo unía a los polinesios y a la gente de Innsmouth?

Aparte las razones que hayan motivado esa acción federal, está el hecho indiscutible —y de mayor importancia para mí, como pronto verás— de que, coincidiendo con la operación de Innsmouth, aparecieron varios buques de guerra no muy lejos de la costa, en las cercanías del llamado Arrecife del Diablo, y allí ¡arrojaron numerosas cargas de profundidad! Las explosiones removieron de tal manera los fondos marinos que poco después las mareas fueron trayendo a la orilla toda clase de residuos

  • El sello de R'lyeh (August Derleth)

Cierto día de agosto de 1797, el Cap. Obadiah Marsh, acompañado de su Primer Piloto Cyrus Alcott Phillips, comunicó que su barco, el Cory, había naufragado con toda su tripulación en las Marquesas. El Capitán y el Primer Piloto arribaron al puerto de Innsmouth en un bote de remos sin muestra alguna de sufrimiento ni fatiga, no obstante haber recorrido una distancia de varios miles de kilómetros en una embarcación prácticamente incapaz de realizar esa proeza. A partir de entonces, comenzó en Innsmouth una serie de sucesos que convirtieron al pueblo en un lugar maldito, en el curso de una generación. Surgió una raza extraña entre los Marsh y los Phillips, y cayó una maldición sobre sus descendencias. No se sabe de dónde salieron las mujeres que el Capitán y el Primer Piloto tomaron por esposas, pero dieron a luz una camada de seres endemoniados y prolíficos que nadie pudo contener, y contra la cual no me han valido mis plegarias al Señor

  • El pescador del cabo del Halcón (August Derleth)

Según esos ancianos, en aquellos tiempos se habían celebrado algunas bodas entre hombres de Innsmouth y mujeres de las islas del Pacífico Sur; hablaban luego de extraños acontecimientos ocurridos en el mar, cerca de Innsmouth.

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